BERLÍN. Descendientes de funcionarios de la élite china como Wen Runchun, hija del ex primer Ministro, Wen Jiabao, trabajaron para al menos tres bancos europeos entre ellos, el Deutsche Bank, Credit Suisse y UBS en ese país asiático a pesar de que las leyes de la republica comunista no les permite a bancos extranjeros acceder a clientes y en especial a los gerentes y dirigentes estatales.
De acuerdo con una publicación del periódico español El País, facilitar esa operación es la tarea de lo que los chinos llaman guanxi, o “relaciones”. La red de contactos es lo que permite que las operaciones puedan funcionar en China. Y en este caso los contactos de las entidades extrajeras no son nada más ni nada menos que los descendientes de la elite política china.
Según El País, bancos como JP Morgan, Goldman Sachs, Citigroup, Deutsche Bank, Credit Suisse o UBS, hicieron en algún momento parte de su equipo a hijos de dirigentes del Partido Comunista chino con buena formación banquera en universidades extranjeras. Entre ellos, la hija del director del Banco de Desarrollo de China, estuvo en la nómina de Morgan Stanley y la hija del viceprimer ministro, Wang Yang , quien trabajó por lo menos durante un tiempo para Deutsche Bank.
El conocido sistema de guanxi, explica el periódico, es empleado cuando una empresa extranjera quiere entrar al mercado chino, se encuentra con las fuertes regulaciones legislativas y la única manera de poder acceder es a través de contratos con hijos de prestigiosos políticos. Dado el primer paso, la entidad occidental consigue el acceso al mercado del que todas las otras empresas extranjeras fueron negadas. A cambio, el descendiente puede fundar una sociedad fantasma en las Islas Vírgenes cuyo director y accionista es anónimo.
Según El País el caso de Credit Source que utilizó de mediador a la hija del ex primer ministro Wen Jiabao, es ejemplar. La relación permitió a Credit Source fundar tres años más tarde una empresa con el banco chino ICBC y convertirse en el primer banco occidental en introducirse en el negocio de gestión de activos en el país asiático, según El País.
Un año y medio después, Wen Yunsong, también hijo del ex premier Jiabao, creó la empresa Trend Gold Consultants Limited en las Islas Vírgenes Británicas. El intermediario de Wen, que le ayudó a conseguir los documentos necesarios, fue Credit Suisse. No se sabe a qué empresa se asesoró como “consultor”. Al igual que su hermana, Wen Yunsong, dejó muchas interrogantes, sobre todo si se tiene en consideración que este tipo de empresas suelen ser una forma de ocultar los flujos de caja.
Al ser consultados por las medidas de control al momento de contratar a su personal UBS y Credit Suisse, se negaron a pronunciarse en detalle sobre el tema.
“De acuerdo con el estado actual de las investigaciones, podemos afirmar que no hemos seleccionado ni contratado a colaboradores en función de su procedencia familiar, sino de sus capacidades y de su cualificación técnica”, declaró un vocero de Deutsche Bank , consigna el diario.
En China los hijos de los funcionaros gozan de una censura total. En tanto, las entidades occidentales se han negado a entregar detalles del tema cuando se les ha preguntado, tal como consigna El País.
Así nació Chinaleaks
WASHINGTON. Cinco empleados, 2.5 millones de documentos secretos y mucho tiempo fueron necesarios para que el Consorcio Independiente de Periodistas de Investigación (ICIJ) revelara el martes que dirigentes y familiares de políticos chinos ocultan sus millonarias fortunas en paraísos fiscales.
Como buscar una aguja en un pajar, el colectivo -situado a dos pasos de la Casa Blanca- comenzó a averiguar en abril quién tiene vínculos con compañías “offshore” en los paraísos fiscales. Y tres meses más tarde empezaron a surgir nombres chinos.
El ICIJ (en inglés) se reunió en julio con un grupo de periodistas en Hong Kong y decidió formar a varios de ellos en técnicas de criptografía para poder transmitir información y escapar al espionaje chino.
“La complejidad del sistema no tenía que desmoralizar a los periodistas”, cuenta la directora adjunta del ICIJ, la argentina Marina Walker Guevara.
Luego, los periodistas se sumergieron en un trabajo de hormiga para recuperar y verificar los datos esparcidos en una lista de 40 mil nombres. Según Walker Guevara, fue una tarea “aburrida y fastidiosa”. “La gente piensa que el periodismo de investigación tiene un lado glamuroso. Pero no es el caso”.
El tiempo fue la receta mágica para hacer avanzar la investigación debido a todos los escollos con los que tuvo que lidiar el ICIJ. “Es un lujo que tenemos aquí”, destaca Gerard Ryle, experiodista de investigación en Australia que desde septiembre de 2011 dirige el ICIJ.
El colectivo tuvo que batallar con las barreras culturales y lingüísticas entre periodistas y superar la deserción de un medio chino, obligado a desvincularse del proyecto en noviembre tras ser advertido por las autoridades de Pekín.
“No sabemos muy bien cómo supieron de la existencia de nuestra investigación, tal vez fue por el espionaje virtual. ¿Quién sabe?”, comenta la periodista argentina.
Para concentrarse en el caso chino, el pequeño colectivo se asoció con una decena de medios internacionales -entre ellos el diario de Hong Kong Ming Pao y el taiwanés Commonwealth Magazine- para dar la mayor visibilidad posible a las exclusivas y aliviar el control que pesa sobre la prensa tradicional.
Ryle considera que “los medios de difusión masiva ya no se dedican tanto a la investigación como antes por motivos económicos y por presiones comerciales”.
En su opinión, los grandes periódicos -que sufren la caída de las ventas y de los ingresos publicitarios- se contienen a la hora de financiar investigaciones por miedo a “no encontrar nada” útil o molestar a gente con poder “dispuesta a contraatacar”.
En represalia, China bloqueó el sitio del ICIJ, así como el de los medios que colaboraron con la investigación.
“Los chinos ya afrontaron situaciones similares, pero solo implicaban a un medio. Ahora deben apresurarse a bloquear diez sitios web distintos”, apunta la periodista argentina.
Dada la profunda crisis que afecta a la prensa, esta asociación de medios tradicionales y ONG están destinados a un futuro prometedor ya que se complementan, de acuerdo con Brant Houston, profesor de periodismo en la Universidad de Illinois (norte).
“Se necesita una red internacional para llevar a cabo investigaciones en una economía globalizada. Algunas organizaciones con fines no lucrativos tienen los medios, pero no tienen acceso a los circuitos de difusión de los grandes medios”, destaca, en conversación con la AFP.