EL CAIRO. Una oleada de atentados explosivos sacudió el viernes instalaciones policiales en El Cairo, incluido el estallido de un coche bomba que causó daños al cuartel general de la policía y un museo, con resultado de cinco personas muertas, según las autoridades.
Esta cadena de ataques es la peor que sacude El Cairo en momentos en que se ha incrementado la confrontación entre islamistas y el gobierno instalado por los militares.
Las explosiones exacerban las tensiones en vísperas de las protestas públicas rivales que han organizado simpatizantes de los militares y sus oponentes islamistas en el tercer aniversario de la rebelión popular de 2011 en la que fue derrocado el presidente autocrático Hosni Mubarak.
Nadie se atribuyó los ataques de inmediato, pero los atentados avivaron la campaña del gobierno para pintar a su principal oponente político, la Hermandad Musulmana, como la responsable de la oleada de violencia extremista que se ha intensificado desde el golpe de estado del 3 de julio de 2013 en el que los militares depusieron a Mohamed Morsi y la posterior represión contra la hermandad y sus seguidores.
Poco después de la explosión junto al cuartel general de la policía, una muchedumbre se congregó en las afueras del edificio, coreando lemas contra la hermandad Musulmana y en respaldo del comandante del ejército, general Abdel-Fattah el-Sissi, el hombre que derrocó a Morsi y cuyos partidarios quieren ahora que sea candidato a la presidencia.
“Ejecuten a Morsi y sus líderes“, gritaba un hombre con un megáfono.
Más tarde, residentes anti islamistas se sumaron a la policía en choques con miembros de la Hermandad que realizaban sus protestas diarias en varias ciudades del país. Los choques dejaron al menos tres muertos. Asimismo, hubo varias marchas pro gobierno en las calles. Las cadenas televisivas transmitieron llamadas telefónicas del auditorio en las que se pedía a el-Sissi asestar un golpe decisivo a la hermandad.
Extremistas islámicos han incrementado sus ataques con bombas y armas de fuego contra la policía y el ejército. La víspera, un grupo vinculado con Al-Qaeda que se atribuyó ataques previos difundió una grabación de audio en la que advirtió a policías y soldados que serán blanco de violencia a menos que deserten.
Pero las autoridades han acusado a la Hermandad Musulmana de la oleada de violencia y la declararon oficialmente como una organización terrorista. La Hermandad ha dicho que las acusaciones carecen de fundamento. Pero la categorización ha contribuido a alimentar el rechazo popular contra el grupo y el respaldo a las fuerzas armadas. Las fuerzas de seguridad han dicho que su batida contra la Hermandad es parte de la lucha contra el terrorismo, y han arrestado a miles de sus miembros.
La violencia del viernes dio inicio a las 6:30 de la mañana con el estallido de un vehículo cargado de explosivos afuera del principal cuartel de la policía en una plaza en el centro de la ciudad. Cuatro personas murieron y una columna de humo negro se alzaba hacia el cielo.
La explosión también causó serios daños a edificios cercanos, entre ellos el renovado Museo de Arte Islámico, ubicado al otro lado de la plaza Bab-el Jalq.
Las autoridades inicialmente calificaron la explosión como un ataque suicida. Pero la investigación parece indicar que los autores escaparon antes del estallido.
El Ministerio de Salud indicó en un comunicado que cuatro personas murieron y cerca de 50 resultaron heridas.
Aproximadamente dos horas después, el estallido de otra bomba afectó a un vehículo de la policía que efectuaba un patrullaje cerca de la estación del metro en el distrito Dokki, de la capital, al otro lado del río Nilo, donde causó la muerte de una persona e hirió a ocho, dijeron funcionarios.
Una tercera explosión, de menor intensidad, se registró en la estación de la policía en Talbiya, a casi cuatro kilómetros (dos millas) de las famosas pirámides de Giza, sin que causara víctimas, agregaron los funcionarios, que hablaron a condición del anonimato por no tener autorización para informar a los medios.