Los próximos años permanecerá preso en su casa, así lo decidió el Tribunal a favor de José Antonio Zorrilla Pérez, quien fuera titular de la Dirección Federal de Seguridad, mejor conocida como policía política, donde era uno de los hombres más poderosos.
Ayer, la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal ratificó el beneficio de la prisión domiciliaria para el autor intelectual del asesinato del periodista Manuel Buendía.
Con dos votos a favor y uno en contra, los magistrados de la Sala Penal reiteraron la decisión de la juez, Belem Bolaños con base a tres exámenes periciales practicados sobre el estado de salud de Zorrilla Pérez, donde se confirmó que padece de hipertensión arterial, problemas renales y diabetes.
El fallo del tribunal podría ser apelado, mediante la solicitud de los familiares de la víctima u otra persona interesada, solicitando un amparo ante la justicia federal que valoraría el asunto y el caso podría llegar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El miércoles pasado la Subprocuraduría de Procesos de la PGJDF fue notificada sobre la determinación de la sala local a favor del asesino del periodista ocurrido el 30 de mayo de 1984.
Excarcelado
En 2009, en un primer intento, Zorrilla Pérez obtuvo la libertad anticipada, sin embargo, ante la polémica que se generó en la opinión pública y la comunidad intelectual, fue reaprendido cuatro meses después, bajo el argumento que no había presentado a un aval moral que respondiera por él, además de las fotografías tamaño credencial, y carta compromiso de trabajo.
Fue el pasado septiembre de 2013 cuando solicitó la prisión domiciliaria por su estado de salud, petición que quedó a criterio de Belem Bolaños Martínez, juez primero de Ejecución de Sanciones Penales, quien le dio el beneficio contemplado en el segundo párrafo del artículo noveno de la Ley de Ejecuciones local.
La autoridad falló a favor de Zorrilla Pérez al considerar que había cumplido casi con la totalidad de su sentencia, había mostrado buena conducta a lo largo de su cautiverio, tomado diversos talleres y participado en actividades recreativas, culturales y laborales dentro de la prisión, pero sobre todo, por su avanzada edad y los padecimientos crónicos, por lo que ya no era necesario tenerlo en la prisión.
El 10 de septiembre pasado salió, después de un mes de internamiento en la Torre Médica de Tepepan, donde fue ingresado por un cuadro crónico degenerativo de diabetes, por el cual perdió la vista.
Una semana después la Procuraduría capitalina apeló la determinación judicial con base en el artículo 19 de la Ley de Ejecución de Sanciones Penales, ya que el homicidio es calificado como un delito de alto impacto sin derecho a ningún beneficio legal.
Además, tenía el agravante de haber sido cometido por un servidor público, en este caso al frente de extinta Dirección Federal de Seguridad, funciones que fueron utilizadas para ordenar el ataque.
La PGJDF consideró que el sentenciado a 29 años y cuatro meses, no bebía de ser beneficiado pese a su edad (65 años), y las enfermedades que padece. Sin embargo, el miércoles el tribunal ratificó la resolución.
Antecedentes
En 1989, cuando aspiraba a una diputación federal, con la que obtendría el fuero constitucional, Zorrilla fue detenido tras la presión social para esclarecer el homicidio del periodista Manuel Buendía y castigar a los culpables por crímenes en contra de la libertad de expresión.
El 19 de febrero del 2009, Juan Rafael Moro Ávila Camacho, señalado como el homicida material de Manuel Buendía, y José Antonio Zorrilla Pérez alcanzaron su libertad anticipada por amparos otorgados por juzgados de Distrito.
Sólo la libertad del músico y nieto del ex presidente Manuel Ávila Camacho fue ratificada en ese entonces; ahora a cinco años de su primer intento, el Tribunal reitera la prisión domiciliaria para Zorrilla Pérez con las restricciones legales, territoriales, políticas y físicas que esto implica.