Las aerolíneas extranjeras que reclaman al gobierno 3 millardos de dólares comenzaron a suspender esta semana sus ventas en Caracas, incluso a cancelar vuelos, en lo que parece el fin de la ficción de viajes principescos con tarifas de remate subsidiadas incluso a extranjeros.

 

Durante años Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras mundiales, ha sido El Dorado de las líneas aéreas ya que un bolívar sobrevaluado les garantizaba años redondos con vuelos repletos a precios fuertes.

 

Pero en abril el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a retacear la entrega de dólares contra bolívares, poniendo fecha de vencimiento a una ficción insostenible.

 

En octubre los impagos llegaron a 2.4 millardos de dólares y las aerolíneas, inquietas, retacearon sus ventas y subieron -a veces en forma desaforada- las tarifas. Y cuando la deuda superó la barra de los 3 millardos en enero, el tema estalló.

 

Luego de encuentros discretos con la española Air Europa (la primera que dejó de vender boletos) y Alitalia (a la que el gobierno prometió pagar decenas de millones con bonos del estado, combustible y algo de dólares), el jueves hubo una minicumbre entre representantes de aerolíneas, dos ministros y otros funcionarios.

 

“Estamos reunidos con los representantes de las líneas aéreas. Estamos comprometidos a solventar cualquier dificultad, en pro del pueblo”, fue el escueto informe vía Twitter que brindó el ministro de Transporte Acuático y Aéreo, Hébert García Plaza. Luego silencio de radio.

 

Pero casi al mismo tiempo, AirCanadá informaba que “se encuentra suspendida momentáneamente la emisión de boletos”, en Caracas, donde es obligatorio abonar en bolívares.

 

Pero un cliente siempre puede comprar si pagaba “con tarjetas extranjeras a través de la página web o el centro de reservas”, agregó la empresa canadiense, desnudando el fondo del problema.

 

El gobierno chavista enfrenta severas presiones sobre el tipo de cambio en un marco de 56% de inflación, déficit fiscal del 15% del Producto Interno Bruto y penurias de productos de primera necesidad, en su mayoría importados, e intenta a toda costa preservar sus menguantes divisas mientras afirma estar en guerra económica.

 

Nada se sabe oficialmente del contenido de los encuentros con las aerolíneas, pero trascendidos señalaron que el gobierno habría reiterado estar dispuesto a pagar, en parte con bonos y combustible. Pero ahora habría incluido otro elemento: primero quiere revisar las cuentas.

 

Y las ya tradicionalmente discretas compañías aéreas no quieren responder preguntas. “No vamos a hablar”, responde invariablemente una secretaría de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV), ante los reiterados pedidos de entrevista a su presidente ejecutivo, Humberto Figuera.

 

Hasta los amigos se enojan

 

Incluso compañías estatales de países aliados al chavismo perdieron la paciencia, aburridos de estar sentados en montañas de dinero inconvertible, mientras los quebrantos se acumulan en las casas matrices.

 

La ecuatoriana Tame tomó la acción más rotunda, suspendió sus vuelos a Caracas y reveló las causas: la deuda venezolana de 43 millones de dólares.

 

También Aerolíneas Argentinas, acuciada por un quebranto de 247 millones de dólares en 2013, bloqueó su venta de pasajes en bolívares en Caracas, al punto que el jueves no había plaza disponible para todo 2014.

 

Air France, Avianca, Copa, American Airlines, Taca… la lista de empresas que han limitado sus ventas abarca todo los continentes, tamaños de empresas y composición societaria.

 

“Desde octubre las empresas habían decidido ofertar los asientos a último momento. Apostaban a vender la mayor cantidad de las plazas en el extranjero y cobrarlas en divisas. Al final, los últimos aceptaban venderlos en bolívares, para terminar de llenar el avión. Eso si, a precios mucho más caros que hace un año”, explicó a la AFP la responsable de una agencia de turismo.

 

En cuanto a las deudas, también hay de todos los tamaños. Mientras Tame reclama 43 millones de dólares por asientos vendidos para su vuelo diario desde Quito, Air Europa busca cobrar 160 millones por sus seis frecuencias semanales Caracas-Madrid. Y la panameña Copa, con 42 vuelos semanales, tendría un pendiente de 400 millones.

 

Pasajes y subsidios principescos

 

Los desajustes cambiarios en Venezuela habían generado una ficción insostenible: los pasajeros que disponían de dólares podían viajar como príncipes por precios irrisorios al otro lado del mundo, mientras que la factura, digna de emires, era pagada por el gobierno.

 

“Tengo amigos en Dubái. Estuve cotizando para ir a verlos vía Nueva York. En clase ejecutiva costaba 72.000 bolívares, casi 12.000 dólares a tasa oficial. Pero si vendía dólares en el negro, me costaba apenas 1.100… menos que ir a Chile en clase turista. Una locura absoluta”, relata una residente extranjera del acomodado sector de La Castellana.

 

Pero la aerolínea no iba a perder, ya que con los 72.000 bolívares en sus cuentas, le reclamaría al gobierno los 12.000 dólares: un subsidio principesco.

 

Una revisión realizada por periodistas de la AFP esta semana corroboró el testimonio. Las pocas compañías aéreas que seguían ofreciendo boletos pedían para un ida y vuelta económico a Miami unos 25.000 bolívares, o sea 350 dólares al cambio negro (el que paga el dichoso ciudadano con dólares) o exorbitantes 4.000 que debe reembolsar el gobierno.