El contrato de la actriz estadounidense Scarlett Johansson con la productora israelí de equipos para refrescos SodaStream, que opera también en Cisjordania, ha provocado mucha indignación en las redes sociales.

 

A inicios de este 2014 se anunció la cooperación entre Scarlett Johansson y la productora SodaStream: la actriz se convirtió en la primera embajadora de la marca israelí que opera también en Cisjordania.

 

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En la fábrica de SodaStream en Cisjordania trabajan alrededor de 550 obreros palestinos “en condiciones iguales” que los empleados israelíes, según afirma la propia empresa.

 

En pocos días internet se llenó con imágenes de la actriz tomadas de esa publicidad, combinadas con fotos de la realidad adversa que viven los palestinos en los territorios ocupados por Israel.

 

“Scarlett Johansson disfruta de un refresco en el salón para empleados de la fábrica de SodaStream en Cisjordania”

 

 

“¡Pon las burbujas en libertad! Los palestinos pueden esperar…”

 

 

 

Incluso la organización internacional Oxfam, que lucha contra la pobreza, denunció la decisión de la actriz que ha sido su embajadora global desde el año 2007. “Oxfam cree que el negocio que opera en los asentamientos profundiza la pobreza continua y el rechazo de los derechos de las comunidades palestinas que trabajamos para apoyar. Oxfam se opone a cualquier tipo de comercio en los asentamientos israelíes que son ilegales bajo la ley internacional”, dice la declaración oficial de la ONG.

 

Por su parte la actriz publicó una declaración en el periódico ‘Huffington Post’ explicando que SodaStream es una empresa comprometida con “la construcción de un puente para la paz entre Israel y Palestina, apoyando a los vecinos trabajando juntos unos con otros, recibiendo el mismo salario, beneficios iguales y derechos iguales”.