LA HABANA. La voz de Enrique Peña Nieto se escuchó al caer la tarde en el salón de sesiones. El tono de su planteamiento, a diferencia de los discursos de las mandatarias de Argentina y Brasil (de lo más combativas), o del de los jefes de Estado de Ecuador y Uruguay (humanistas críticos), lo definiría el propio presidente de México como ‘un sueño o una utopía”.
Un sueño pragmático, por llamarlo de alguna manera, pues tenía un objetivo muy claro: buscar una mayor integración comercial.
Dicen que soñar no cuesta nada –dijo el mexiquense-; estar sentados en esta mesa fue quizás el sueño de muchos antes de nosotros. Nos ha tomado décadas llegar a este espacio de encuentro! Aprovechémoslo!, planteó.
Pongámonos como objetivos –precisó- la productividad, el desarrollo, una mayor prosperidad y mayores oportunidades para esta región.
Otros se unen por bloques, apuntó. Nuestra región tiene una gran identidad. Busquemos la productividad, prioricemos los esfuerzos para hacer nuestra zona más competitiva.
Por la mañana, el presidente cubano, Raúl Castro, fustigó fuertemente en su discurso a Estados Unidos, por su programa global de espionaje de telecomunicaciones, que afectó incluso a gobernantes aliados de Washington, afirmando que éste “genera preocupación por sus potencialidades para provocar conflictos internacionales”.
“(Hay que) evitar que el ciberespacio se convierta en un teatro de operaciones militares”, agregó, en alusión al programa secreto de espionaje revelado por el ex analista de inteligencia estadunidense, Edward Snowden, hace seis meses.
Castro llamó a la “cooperación mancomunada” de los Estados frente a “novedosas amenazas”, como el “sistema global” de espionaje o el “empleo encubierto e ilegal” de redes informáticas para “agredir a terceros países”. En ese sentido, saludó la iniciativa del Gobierno de Brasil de celebrar en Sao Paulo, en abril de 2014, una reunión multisectorial global sobre Gobernanza de Internet.
En otra alusión a Estados Unidos afirmó: “Los llamados ‘centros de poder’ no se resignan a haber perdido el control de esta rica región”.
Cerrar brechas
Raúl Castro destacó que la desigualdad y la pobreza, el tema de central de la cumbre, es el principal desafío de una región que sin embargo tiene “todas las condiciones para revertir” esa situación por su riqueza en recursos naturales, reservas de agua y potencialidad en la producción de alimentos entre otros.
“Esa riqueza debe convertirse en el motor para la eliminación de las desigualdades”, indicó el presidente cubano.
Tras defender la soberanía de los países de la región sobre sus recursos naturales, recomendó plantear “políticas adecuadas en las relaciones con la inversión extranjera y con las empresas trasnacionales que operan en los países que componen la Celac”.
“Son innegables los beneficios de la inversión extranjera directa para las economías de la región y de las inyecciones de capital de las empresas trasnacionales que operan en ella, pero olvidamos que el crecimiento desmedido de las utilidades que obtienen, 5.5 veces en los últimos 9 años, afecta su impacto positivo sobre la balanza de pagos de nuestros países”, indicó.
Por otro lado, Raúl Castro dedicó una parte de su discurso a subrayar la necesidad de superar las “significativas” brechas en materia de educación y aseguró que la región cuenta “con todas las posibilidades, recursos y metodologías para desterrar el analfabetismo de la faz de América Latina y el Caribe”.
Del proceso de consolidación de la Celac, destacó que a este bloque hoy se le reconoce internacionalmente como “representante legítimo de los intereses” de la región.
“Hemos ido acercando nuestras posiciones y, a pesar de inevitables diferencias, se fomenta un espíritu de mayor unidad en la diversidad, que debe ser el fin último”, aseveró.