Luego de 12 horas de viaje, de pasar seis retenes instalados por autodefensas, militares y policías federales, 80 pobladores de Aquila, Michoacán, entre hombres, mujeres y niños, llegaron a la ciudad de México para exigir la liberación de 19 personas detenidas en agosto pasado.
En dos autobuses rentados, salieron de la comunidad indígena de San Miguel de Aquila el lunes por la tarde con rumbo a Colima, para después tomar la autopista México-Guadalajara y así llegar al Distrito Federal. Evitaron atravesar Michoacán porque la consideran una zona de alto riesgo.
Sin dormir, se reunieron desde las 9 de la mañana en el Auditorio Nacional, ahí simpatizantes de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala Movimiento Nacional (CNPA-MN), los esperaban para marchar y exigir la liberación de presos, el esclarecimiento de asesinatos y el regreso de desaparecidos, en el marco de la “Campaña Nacional e Internacional por la libertad y la Justicia”.
A las 10:45 salió la marcha con aproximadamente mil personas con banderas rojas, llegaron provenientes de Michoacán, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, a la cabeza caminaban los 80 pobladores de Aquila.
Octavio Villanueva, uno de los líderes aquilenses, agitaba una bandera roja con las siglas “CNPA MN”, a pesar de sentirse cansado por el viaje contó que en agosto pasado elementos estatales y del ejército detuvieron a 45 personas; 19 continúan en prisión, que eran parte de la policía comunitaria.
De los encarcelados, ocho son primos de Octavio, unos fueron acusados de secuestro, otros de posesión de armas de uso exclusivo y otros de vínculos con la delincuencia. Mientras avanzaban por Paseo de la Reforma, a paso lento, platicaba que sus familiares se encuentran aislados y de vez en cuando les llaman por teléfono, porque hasta el momento no ha podido ir a visitarlos al penal de Villaldama, en Veracruz.
El Comisionado de la entidad, Guadalupe Díaz, un joven de no más de 30 años quien utilizaba unos lentes oscuros, era la voz de la comunidad, y explicó que en ese lugar viven cerca de 5 mil personas, 401 comuneros con sus familias, quienes reciben regalías de la mina, que es explotada por la trasnacional Ternium, y los avecindados.
Después de la desarticulación de la guardia comunitaria, el crimen organizado regresó cobrando cuotas más altas, provocando el desplazamiento de cerca de mil personas. Los habitantes piden que no exista trato diferenciado entre autodefensas y comunitarios, aseguran que su movimiento fue legítimo porque se levantaron para defender su patrimonio y a sus familias.
“Ahora está invitando a la gente que se levantó en armas a que sean guardias civiles, entonces que no exista ese trato diferenciado, ¿por qué a nosotros si nos desarticulan y a éstos les permiten formar la guardia civil, cuando lo que permeaba en Michoacán era el crimen organizado?”, cuestionó Díaz.
Cuando la vanguardia llegaba al Monumento a Colón, otro contingente de la CNPA-MN se unió y juntos llegaron, por la calle Ramírez, al Monumento a la Revolución. En un pequeño mitin, Guadalupe Díaz exigió el regreso de tres líderes de su comunidad que desaparecieron desde el 25 de noviembre pasado.
Cuando la vanguardia llegaba al Monumento a Colón, otro contingente de la CNPA-MN se unió y juntos llegaron, por la calle Ramírez, al Monumento a la Revolución, gritaban “Zapata vive, la lucha sigue, sigue”. En un pequeño mitin, Guadalupe Díaz, exigió la aparición de tres líderes de su comunidad que desaparecieron desde el 25 de noviembre y hasta el momento no saben en dónde están.
Después del mitin; que se realizó arriba de un templete que tenía una manta con la imagen de Emiliano Zapata, la manifestación se movilizó hacia Paseo de la Reforma con destino al Monumento a la Madre, donde se quedarán hasta el viernes.
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