Hace unos días ingenieros del MIT, de Google, de Lockheed Martin y otras instituciones y empresas, se reunieron para llevar a cabo el Robotics Challenge Trials, una competencia en la que la Agencia de Proyectos de Investigación avanzada de Defensa (DARPA), la rama de departamento de Defensa de Estados Unidos, evalúa proyectos de tecnología de alta fidelidad con el fin de integrarlos a misiones de alto riesgo.
Los ochos robots finalistas competirán las próximas semanas por un premio de dos millones de dólares.
“Un día, estos robots estarán desactivando bombas en las carreteras, vigilando las zonas peligrosas y prestando asistencia después de desastres como la crisis nuclear de Fukushima”, dijo el organismo respecto a la competencia.
Sin embargo, esto pone a DARPA en un dilema ético, en el que especialistas dentro de estas competencias explican cómo el organismo está tratando de decir “no son soldados asesinos o robots asesinos, se trata de una acción como respuesta a catástrofes” sin embargo, advierten que una de las cosas por las que DARPA financia estos experimentos, es que en combates callejeros sean los robots los que estén acusados de aniquilación, y no los soldados.