VATICANO. Las llamadas telefónicas personales que realiza por sorpresa el Papa Francisco, prácticamente cada día y a toda clase de personas, ya provocan una especie de “síndrome” entre los fieles católicos, aseguró Claudio María Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y uno de sus más cercanos colaboradores.
Pese a la enorme publicidad mundial que han obtenido sus telefonemas, Jorge Mario Bergoglio no ha renunciado a conducir una labor pastoral de cercanía utilizando su agenda y un aparato fijo desde el Vaticano.
Su estrecho colaboradores reveló algunas de las reacciones de los feligreses que sienten muy cercano al obispo de Roma. Aunque un dato que destaca es que ahora, los feligreses que escriben misivas y correos a la Santa Sede agregan sus números de teléfono o celular en espera que el jerarca de la Iglesia los llame.
Celli contó esta semana en una conferencia en Roma, que a diario su oficina recibe cientos de correos electrónicos o mensajes dirigidos a Francisco con las más diversas peticiones.
“Uno era de un joven que se casaba dos semanas después, recuerdo que el correo comenzaba con la frase: Querido Papa Francisco, soy Alberto, me caso, quisiera que rezases por mí e incluía una post data: Te dejo mi celular, porque si me llamaras me daría mucho gusto”, señaló.
“Otro mail decía: Papa Francisco. Soy María, ya pasaron 15 días desde que te di mi celular y todavía no me llamaste”, agregó.
Celli atribuyó estas reacciones a que los hombres y las mujeres de hoy sienten al Papa profundamente cercano y se dijo sorprendido por la existencia de una sensibilidad nueva que denota cómo él, en estos meses de su pontificado, ha sabido calentar el corazón de la gente.
“Cada día mando un mail a la secretaría de Estado (principal oficina vaticana), me encuentro ante el desafío de elegir entre mensajes delicados, con situaciones de conciencia, que son enviados directamente al Papa”, sostuvo.
El teléfono, su vía de contacto desde arzobispo
Ya desde su tiempo en Argentina, el pontífice aprovechaba el teléfono para solucionar problemas y atender sus principales pendientes como arzobispo de Buenos Aires.
Diversos testimonios recogidos entre personas que colaboraron con el papa Bergoglio durante años aseguran que él nunca usó celular, pero el teléfono era su principal vía de comunicación.
De hecho él había reservado una línea telefónica fija que comunicaba directamente con su departamento en la curia local y el cual sólo respondía personalmente.
Allí recibía llamadas de sus sacerdotes a toda hora, aunque existía un acuerdo por el cual cotidianamente si se discaba ese número a las seis de la mañana con seguridad el arzobispo iba a responder del otro lado.
El más reciente episodio de estas “llamadas pastorales” del Papa ocurrió hace apenas unos días cuando Francisco llamó al seminarista brasileño Gleison de Paula Souza, miembro de la congregación de Don Orione.
“Escribí una carta al Papa Francisco y se la di a una amiga para que se la entregase personalmente. Lo hizo durante su visita del 19 de enero a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Roma. Me dijo que el Papa se la metió en el bolsillo”, contó el mismo seminarista.
“El lunes 20 estaba estudiando. A las 15:56 suena mi celular, era un número privado. Una voz repite varias veces: ¿Es Gleison? ¿Es Gleison? ¿Hablo con Gleison? Yo respondí: Sí santo padre, soy Gleison. Prosiguió: Veo que reconoces mi voz, mi voz es ya demasiado conocida”, añadió.
Al final de la conversación el líder católico invitó a su interlocutor a ir a verlo, entonces él se presentó en la Casa Santa Marta tres días después. El Papa lo recibió, habló con él por 35 minutos y al final lo confesó.
“Nos evangelizó no con las palabras sino con su presencia acogedora, con su simpleza, con sus gestos y su ternura”, apuntó el seminarista.