Hace aproximadamente 10 años, algún ejecutivo de una empresa de Tecnologías de la Información me comentaba en entrevista, que las posibilidades de Bluetooth como protocolo de comunicación, eran muy limitadas. Entonces, básicamente la novedad a nivel de consumo, consistía en que una PC podría comunicarse a corta distancia, por ejemplo, con una impresora, algo totalmente irrelevante, a excepción de que se evitaban los cables entre los dos dispositivos. Hablaba de WiFi, WiMax, y los protocolos de comunicación de mayor rango de comunicación como la gran alternativa que cambiaría la forma en que nuestros dispositivos se conectarían en un futuro no muy lejano. Era una era donde los teléfonos celulares ni siquiera enviaban mensajes de texto por lo que aplicaciones de Bluetooth como las que conocemos hoy en día eran casi, inimaginables.

 

Hoy, varios años después, la historia de esa forma de comunicación cuyo nombre procede del rey danés y noruego Harald Bluetooth, conocido por unificar tribus y por convertirlos al cristianismo, y creado para conectar dispositivos en espacios cortos, ha cambiado radicalmente pues se ha convertido en ese eslabón que conecta al teléfono celular conectado a internet con múltiples dispositivos y permite la creación no solo de aplicaciones sino incluso, de industrias millonarias.

 

Un ejemplo. El domingo pasado, la revista dominical del periódico español El País, dedicó un amplio reportaje a las wearable technologies, o tecnologías para vestir, una de las tendencias que visualiza la publicación, explotarán en el 2014 y empezarán la historia de una industria que de acuerdo con cifras de la consultora Gartner, se prevé genere cifras superiores a los 100 mil millones de euros para el año 2016, y cuya magia justamente se sustenta en el uso de Bluetooth como tecnología de interconexión.

 

Una de las aplicaciones más visibles en las que asegura la publicación, ya están trabajando marcas deportivas como Nike o Adidas, es la creación de zapatos tenis inteligentes, que puedan por ejemplo, corregir la trayectoria de un atleta mediante la vibración del calzado. Esto es posible conectando con el teléfono móvil que a su vez está conectado a internet de donde se extrae la información (directamente de la red, o mediante el sistema de localización satelital GPS), para dar al usuario la información correcta. Hace algunos años, los fabricantes habrían tenido que instalar el dispositivo que se conecta a internet directamente en el zapato, lo cual lo hacía no solo inviable por temas de espacio y diseño, sino sumamente costoso. A diferencia de aquellos tiempos, el incremento en el número de teléfonos inteligentes conectados a internet ha abierto la puerta para conectar con miles de aplicaciones como las planeadas por la industria del deporte.

 

Otro ejemplo interesante lo viene dando desde hace años la industria automotriz, primero, conectando los teléfonos con el sistema de audio del vehículo y permitiendo hacer llamadas de voz sin necesidad de contestar en el equipo, y recientemente, con múltiples aplicaciones que conectan el auto a internet gracias a una conexión con el teléfono celular. Volvo, por ejemplo, permite conectarse al servicio de música en línea Spotify siempre y cuando cuentes con una cuenta en éste, o la marca alemana Audi permite conectarte a tu cuenta de Twitter, Facebook o Google Maps, por ejemplo, haciendo cada vez menos relevante la incorporación de un dispositivo GPS en el automóvil.

 

¿Qué más se puede conectar a un teléfono mediante Bluetooth? Las respuestas en una industria en constante innovación, parecen interminables. Lo que es un hecho es que encontrar una buena idea puede hacer que gracias a ese protocolo de comunicación, alguna vez calificado de irrelevante, se convierta en una mina de oro.