Mezcal y quesos de Ihuatzio, productos de la tierra michoacana, lugar donde la muerte se revuelve en sus recuerdos, hace la fiesta con propios y extraños, se ríe, se sonríe y abre la puerta de un reino donde no hay dolor y las penas se transforman en florido jolgorio.
En uno de los puntos más altos del pueblo de Capula,población de orfebres del barro, como lo marcara hace siglos la utopía de Vasco de Quiroga, vive Juan Torres, excelso pintor del amor, del sufrimiento, de la risa, de la provocación de la carne y el espíritu; de los niños que se vuelven ángeles y de las mujeres que te envuelven con la mirada y su exquisita desnudez, o seduciéndote con ropajes decimonónicos; pero también con su uniforme de la selección mexicana y una gambeta prodigiosa que hace pensar que un juego de futbol con ella es la llegada al paraíso.