SARAJEVO. Manifestantes opuestos al gobierno incendiaron el viernes la sede de la presidencia bosnia y otros edificios oficiales en Sarajevo al tiempo que la policía arrojaba gas lacrimógeno en un intento desesperado por detenerlos.

 

Podía verse humo en varias ciudades bosnias mientras miles expresaban su furia por el desempleo en el país, que ronda el 40 por ciento, y la corrupción rampante que afecta a las instituciones. Es el peor alzamiento social en Bosnia desde la guerra de 1992 a 1995 en la que murieron cerca de 100 mil personas tras la disolución de Yugoslavia.

 

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Al anochecer del viernes, el centro de Sarajevo era un caos, con edificios y autos en llamas mientras la policía antimotines arrojaba gas lacrimógeno y perseguía a los manifestantes, al tiempo que golpeaba sus toletes contra sus escudos para que las multitudes se dispersaran.

 

Cerca de 200 personas resultaron heridas en el país por los enfrentamientos con la policía, según autoridades de salud.

 

 

Los bosnios tienen mucho descontento acumulado en momentos en que se acercan las elecciones generales a efectuarse en octubre. La privatización tras la guerra afectó a la clase media e hizo que la clase trabajadora cayera en la pobreza, al tiempo que surgían unos pocos millonarios. La corrupción es un mal generalizado y los altos impuestos para el enorme sector público acaban con los salarios de los residentes.

 

En la ciudad norteña de Tuzla, los manifestantes atacaron un edificio del gobierno local, del que lanzaron muebles y archivos por las ventanas para luego prenderle fuego. El gobierno local renunció. Por la noche los residentes también quemaron el edificio de la corte de la ciudad.

 

 

Los manifestantes también incendiaron edificios de los gobiernos locales en Zenica, Mostar y Travnik. La multitud en Zenica arrastró autos de funcionarios a un río cercano y las autoridades de la ciudad anunciaron que también renunciarán.

 

En la ciudad norteña de Brcko, la multitud tomó como rehén al alcalde y luego lo liberó.

 

 

Las manifestaciones comenzaron en Tuzla esta semana con un enfrentamiento entre la policía y un grupo de trabajadores de cuatro ex empresas estatales que no habían recibido su sueldo. Se suponía que los nuevos propietarios de las empresas invertirían para hacerlas rentables, pero en vez de eso vendieron sus activos, dejaron de pagarle a los trabajadores y se declararon en bancarrota.

 

En una medida sin precedentes, cientos de personas se reunieron el viernes en la capital de la parte serbiobosnia del país, Banja Luka, para apoyar a los manifestantes del otro pequeño estado de Bosnia, que es compartido por bosníacos y croatas.

 

“Nos reunimos para apoyar las manifestaciones en Tuzla donde la gente pelea por sus derechos”, dijo Aleksandar Zolja, activista de Banja Luka.