WASHINGTON. Francois Hollande arribó a la Casa Blanca por la mañana, donde fue recibido por Barack Obama y la primera dama Michelle Obama. Los presidentes, abrigados en una fría mañana de febrero, escucharon los himnos nacionales interpretados por una banda militar.
Empañadas por la intriga de un triángulo amoroso europeo y encuadradas en una glamurosa recepción en la Casa Blanca, las conversaciones políticas del martes entre los presidentes de Estados Unidos y Francia promoverán una relación renovada que en este momento resulta vital para los esfuerzos diplomáticos con Irán y Siria, al igual que para la lucha contra el extremismo en el norte del Africa.
La relación entre los viejos aliados ha mejorado paulatinamente después de caer a un bajo nivel hace una década, cuando el público y los políticos franceses se opusieron a la invasión de Irak promovida por Estados Unidos. Ahora, con los estadounidenses cansados de la guerra, es Francia la que ha asumido una postura militar más enérgica en varias partes del mundo, que la Casa Blanca secunda de muy buena gana.
“Se están invirtiendo un poco los papeles”, comentó Heather Conley, experta en asuntos europeos en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington.
Francia tomó la iniciativa en las recientes misiones militares en Libia y Mali, mientras Estados Unidos contribuyó con equipos y ayuda en terrenos de logística e inteligencia. Y cuando Estados Unidos pareció estar a punto de castigar militarmente a Siria por un ataque con armas químicas en ese país, Francia fue el único aliado europeo dispuesto a unirse a ese esfuerzo.
Los detractores de Obama han aprovechado esta nueva dinámica para esgrimirla como un indicio de debilidad estadounidense, mientras la Casa Blanca la ha caracterizado como un modelo firme para un país con pocas ganas de inmiscuirse en conflictos militares ajenos.
Pese a la serie de cuestiones acuciantes de política exterior en el temario del martes, gran parte de la atención en torno de la visita de Hollande se ha centrado en los devaneos románticos del líder francés. El mandatario de 59 años puso fin el mes pasado a su relación con su novia y primera dama Valerie Trierweiler después que se reveló que mantenía una relación con una actriz. Hollande se presentó el lunes en Washington sin acompañante para su visita de dos días.
La Casa Blanca evita cuidadosamente toda mención del drama personal de Hollande y ha preparado una gran bienvenida reservada para los aliados más estrechos. Las banderas de Francia y Estados Unidos engalanan la avenida Pennsylvania frente a la Casa Blanca. Y Hollande acompañó a Obama el lunes en el avión presidencial para un viaje a Charlottesville, Virginia, donde recorrieron la mansión de Thomas Jefferson, el expresidente estadounidense que también se desempeñó como diplomático en Francia.