Novela de ciencia ficción escrita por Hebert George Wells y publicada en 1898, nos regala, en este México del siglo 21, una metáfora útil para describir lo que sucede en el sector recién reformado pero aún no reglamentado.

 

Por partes.

 

Claro Sports y Sochi 2014. Históricamente, la audiencia televisiva que atiende a los juegos olímpicos de invierno nunca ha sido mucha, pero ahora quizá este siendo aún menor. La estrategia que se diseño a partir de la compra por parte de Claro Sports / América Móvil / Carlos Slim de los derechos de transmisión de este evento, ha dado ejemplos de impericias.

 

El convenio con el Canal 22 por el cuál Telmex cumplió con el requisito del COI para dar señal en televisión abierta, creo en algunos la percepción de que el canal cultural de la televisión pública, tenía una exclusiva, cosa que no ocurre. La señal producida por Claro Sports desde Sochi la toma el 22, el Canal 30 del Organismo Promotor de Medios Audiovisuales, la red de televisoras públicas y el sistema Dish de MVS en el canal Claro Sports además de pasarlo por internet en UNO TV. ¿Suma o pulverización de audiencias? Punto y aparte la calificación que en el gusto de quienes han seguido las blancas competencias, merezca la producción del evento.

 

Tan solo una batalla

 

No será el plato principal entre competidores de enorme talla, unos juegos juegos olímpicos de invierno, pero en cambio lo que viene con el mundial de fútbol de Brasil es otra cosa. Vale saber que en tierra carioca y ambiente amazónico, la FIFA decidirá previo a la justa futbolera a quién le vende los derechos del siguiente mundial. Y eso sí que desata apetitos mayores.

 

Cuarto de Guerra

 

Mientras tanto, aquí se libra la madre de todas las batallas, los esfuerzos naturales y legítimos de cada actor por incidir en la construcción, o en la no construcción, de leyes secundarias para la reforma en telecomunicaciones. A saber.

 

Dish-MVS una vez promulgada la reforma el 11 de septiembre pasado,  comenzó a retransmitir los canales 2, 5, 7, 9 y 13 al margen de las protestas tanto de Televisa como de Azteca. Ambas recurrieron a instancias legales para protestar por lo que a su juicio era una acción carente de sustento e interpretación jurídica fina.

 

Azteca sostiene que Dish viola derechos de autor y no cumple con los parámetros de la reglamentación con la retransmisión de sus canales 7 y 13.

 

Adicionalmente, Grupo Salinas ha demandado ante un juez a Telmex, Dish y MVS acusando una «concentración prohibida» de estas empresas que deriva en: empaquetamiento de servicios de telecomunicaciones, servicios de facturación y cobranza, distribución y arrendamiento de equipo; servicios de publicidad para Dish a través de Telmex y explotación conjunta de una concesión de televisión.

 

De la demanda de Televisa se desprendió la reciente determinación de un juez que consideró impedido al órgano regulador, el Instituto Federal Electoral, para resolver sobre su competencia para definir la obligatoriedad de transmisión y distribución se señales abiertas en sistemas restringidos, mejor conocido como «must carrier y must offer», en tanto no estén operando los tribunales especializados.

 

Y de todo esto, la determinación de ayer por parte de la presidencia de la República para promover una controversia constitucional para que la SCJN confirme las facultades del IFT. El pleno del Instituto había determinado no entrar al tema en espera de una opinión jurídica cierta. Ahora Los Pinos entran al quite para que el árbitro haga lo que tiene que hacer: arbitrar y resolver.

 

La guerra de los mundos dará mucho más de que hablar. Es un combate por mercados que hoy valen millones de dólares y que apenas despierta a su potencial y alcance.