A partir de su experiencia de más de cuatro décadas de impartir cátedra con un modelo educativo propio, el maestro Nicolás Núñez aseguró que “el ser humano, mientras está vivo, está actuando, y mientras está actuando, puede mejorar su actuación”.
Así, el estreno de la obra teatral “Mandala” tiene la trascendencia de celebrar 40 años del Taller de Investigación Teatral de la Universidad Nacional Autónoma de México, informó anoche el director de la pieza escénica y de dicha institución, minutos antes de iniciar esa temporada.
La importancia de lo anterior, subrayó Núñez en entrevista, es que a través de este montaje se difunde la pedagogía y la manera de entrenar actores que se utiliza en el taller, “la cual es una técnica que he elaborado y desarrollado durante las mismas cuatro décadas que he impartido mis clases”.
Explicó que sin tener un nombre genérico concreto, esa técnica se distingue por ser una serie de dinámicas psicofísicas para levantar la energía. “Hoy en día se conoce bien porque tengo un amplio documento escrito, llamado ‘Teatro Antropocósmico´, que consiste en un entrenamiento para todos los actores”.
Desde su perspectiva, Nicolás Núñez destacó que al considerar que Mandala es un arte sagrado, “y que nos damos cuenta que en el gran teatro del mundo todos estamos actuando de manera continua, unos bien, otros mal y otros regular, todos somos actores, y por eso, la obra es apropiada para todos”.
Para todos, añadió el entrevistado, “porque todos reconocemos que estar vivo en el mundo es desarrollar una actuación: Frente a un funcionario, ante un amigo o cara a cara con el espejo, las señales que damos son parte de un entrenamiento psicofísico cuyo rango de afectación es para toda persona”.
Respecto a “Mandala”, destacó que es una obra que ofrece respuesta teatral ante el creciente sentimiento de fragilidad, impotencia, desamparo y miedo que padece la sociedad contemporánea. Sobre el escenario, parecería ver al entrevistado en su rol de la vida real, con sus alumnos en el taller.
Un maestro de teatro les explica a sus alumnos que el arte sagrado de la actuación es similar a la realización de un Mandala tibetano. De esa forma, el espectador es invitado a entrar, a través de su imaginación, al poco conocido más no por ello menos fascinante espacio interior del actor, del actor verdadero.
Para el profesor universitario, en estos momentos en que el tejido social de todo el mundo se encuentra amenazado por múltiples conflictos y problemas, “este proyecto escénico ofrece al espectador una gran posibilidad de apoyo intelectual y emocional, así como de retroalimentación psicológica”.
A través de la ficción dramática, agregó Núñez, “se ofrece al público una experiencia y comprensión del poder que ejercen la creatividad y el arte en nuestra vida personal y social”, porque la actuación es un arte sagrado que abre a todo público la percepción de la creatividad del artista.
“El diálogo entre el maestro y su alumno brinda un vehículo dramático que permite compartir con el público el proceso del pensamiento creativo. A través de su participación en una ilusión teatral, el público intuye cómo mejor actuar en el drama de su propia existencia”, enfatizó.
“Mandala. La actuación es un arte sagrado” se presentará viernes, sábados y domingos hasta el 16 de marzo en la Casa del Lago Juan José Arreola.