La seguridad, migración, comercio y energía quedaron de lado cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sorprendió a sus homólogos de Canadá, Stephen Harper, y México, Enrique Peña Nieto, al lamentar que se iba del país sin “haber probado el legendario chorizo de Toluca”, durante la Cumbre de Líderes de América del Norte en la capital mexiquense.

 

Unas horas antes de que su frase causara carcajadas entre los funcionarios de alto nivel de los tres países, el mandatario de la nación más poderosa del mundo arribó a la cuna política de Enrique Peña Nieto entre un fastuoso operativo de seguridad.

 

A las 12:10, como estaba previsto en la agenda, el Air Force One aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Toluca. A unos metros ya lo esperaba La Bestia, una limusina considerada como prácticamente indestructible. La seguridad de este vehículo no bastó por si misma para trasladar a Obama al Palacio de Gobierno, pues se le sumaron una escolta de 50 automóviles blindados, repletos de agentes del Estado Mayor Presidencial y el Servicio Secreto estadunidense.

 

Mientras, en el Centro Histórico de Toluca, amurallado desde días antes,  cientos de militares impedían el paso a cualquiera que quisiera echar un vistazo. Además, personal del Servicio Secreto, distribuido estratégicamente y vestido con uniformes de la Policía Federal y una insignia amarilla que rezaba “seguridad diplomática”, vigilaban la entrada y salida de vehículos de las casas aledañas.

 

A la entrada del Palacio de Gobierno, un grupo de agentes federales encubiertas como edecanes e identificadas por una mascada de color lila, daban la bienvenida a los asistentes, en su mayoría medios de comunicación y personal de logística; al tiempo, helicópteros de la Marina sobrevolaban la zona.

 

En los alrededores, la policía estatal del Estado de México contenía las manifestaciones de diversos sectores, entre los que destacaron un grupo de braceros y militantes del PRD, que se manifestaban en contra de la reforma energética.  Las protestas fueron disipadas rápidamente.

 

Obama llegó minutos antes de las 13:00 horas al Palacio de Gobierno. Peña Nieto lo esperaba a unos metros de La Bestia. Emocionado, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos saludó de mano al Presidente de los Estados Unidos de América.

 

Ambos presidentes se dirigieron a una reunión privada sobre seguridad nacional, en la cual estuvo presente la principal asesora de Obama en el tema: Susan Rice; mientras, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper y sus colaboradores, veían el partido de hockey entre la selección de Canadá y Letonia de los Juegos Olímpicos de Sochi.

 

Foto y comida

 

Después de ver el partido de hockey, a las 14:35, Harper arribó al Palacio de Gobierno en un auto de lujo, su seguridad era notablemente menor que la de Obama. Inmediatamente se tomaron la foto oficial en el Cosmovitral de la capital mexiquense.

 

Luego vino la comida, donde sirvieron un menú que incluyó sopa de lima, tacos de flor de Jamaica en salsa de nopales, carnero y postre de mamey.  Durante otras dos horas tuvieron la reunión trilateral para afinar la declaración conjunta que harían a medios de comunicación.

 

Ucrania y Venezuela roban la atención

 

Después de las 19:00 horas, los tres mandatarios arribaron al salón principal del Palacio de Gobierno, donde emitieron las conclusiones de la Cumbre de Líderes de América del Norte, sin embargo, las crisis de violencia en Venezuela y Ucrania acapararon la atención.

 

Aunque Peña se esforzó por centrar el diálogo en los nuevos alcances del Tratado de Libre Comercio, sus homólogos primero se enfrascaron en una discusión sobre el oleoducto Keystone XL, que llevaría petróleo desde el Golfo de México hasta Alberta, Canadá.

 

Sólo le dedicaron unos minutos a hablar sobre los acuerdos de la Cumbre, después, Peña Nieto fue un mudo observador del intercambio de opiniones de Harper y Obama sobre asuntos de índole internacional.

 

Mientras debatían sobre la responsabilidad de Ucrania en los hechos violentos que causaron 26 muertos y Obama pedía a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, dejar en libertad a los opositores a su régimen, Peña optó por aislarse de la discusión.

 

Y así, con la promesa de Obama de evitar el tráfico de armas e impulsar la educación y comercio, culminó la visita del mandatario, quien tomó el Air Force One con destino a Washington a las 20:35 horas.

 

Sin embargo, el mejor recuerdo de la Cumbre se lo quedan los toluqueños debido a que rompió con su vida cotidiana y a que, gracias a un evento de ocho horas, las calles, jardines y fachadas fueron “enchuladas”; en las escuelas se suspendieron clases y los burócratas del gobierno de Eruviel Ávila disfrutaron de un día libre, mientras, Obama se lamentaba por no probar el chorizo toluqueño.