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KIEV. Tras una batalla campal entre opositores y fuerzas de seguridad que elevaron a 26 las víctimas y prolongaron las protestas a otras regiones del país generando temores mundiales a un prolongado derramamiento de sangre, el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, y la oposición anunciaron que acordaron una “tregua” para alcanzar una solución pacífica a la crisis sociopolítica del país.
“Hay noticias positivas: el asalto planeado de Maidán se canceló. Se anunció una tregua y el inicio de un proceso de negociaciones para estabilizar la situación”, indicó el líder del grupo opositor Batkivschina, Arseni Yatseniuk después de la reunión del mandatario ucraniano con otros tres políticos opositores.
La violencia política, que causó al menos 600 heridos y en el peor momento de Ucrania desde su independencia de la Unión Soviética, agravó una crisis que empezó hace tres meses y expresa una vieja disputa de fondo por la identidad de esta nación de 46 millones de habitantes dividida entre adherentes a Rusia y a Occidente.
Horas antes de conocerse la tregua entre el gobierno y la oposición, Yanukovich había relevado al jefe de las Fuerzas Armadas, general Volodymyr Zamana, y lo reemplazó con el jefe de la Marina, almirante Yuriy Ilyin, y los opositores habían tomado el edificio del correo central en Kiev, ubicado frente a la Plaza Independencia, luego de que otro inmueble cercano que ocupaban, la Casa de los Sindicatos, se incendiara durante violentos choques con la policía cuando ésta intentó desalojar la plaza.
Miles de manifestantes armados con bombas y fuegos artificiales quemaron barricadas y varias carpas para levantar un muro de fuego y defender la plaza, que ocupan desde hace tres meses y que se ha convertido en un símbolo de sus protestas contra Yanukovich.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, culpó a la “conducción política” de Ucrania y pronosticó que las 28 naciones del bloque impondrán sanciones. “Esperamos que las medidas consideradas contra los responsables de la violencia y el uso de fuerza excesiva puedan ser acordadas por nuestros estados miembros con urgencia” dijo.
En tanto los cancilleres de Francia, Alemania y Polonia se reunirán hoy en Kiev con ambas partes antes de celebrar una reunión con sus pares de la Unión Europea (UE) en Bruselas para decidir que sanciones imponen al gobierno de Ucrania.
El presidente estadunidense, Barack Obama, advirtió que habrá “consecuencias” para cualquiera que se pase de la raya en Ucrania, en tanto que el embajador de Estados Unidos en Kiev, Geoffrey Pyatt, hacia público “en lo que se refiere a las sanciones, Estados Unidos ya ha anulado la visa de funcionarios en los que ha visto una conexión directa con el empleo de violencia en Maidan”.
El presidente francés, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reunieron para consensuar la posición de la UE antes de la reunión de emergencia de cancilleres hoy.
“Los que cometieron esos actos violentos, los que se preparan a cometer otros actos violentos deben saber que serán sancionados”, advirtió Hollande en conferencia de prensa.
Rusia, por su parte, reaccionó a la violencia acusando a Occidente de instigarla por haber apoyado los reclamos de los opositores.
La oposición exige la renuncia del presidente, en el poder desde 2010, y elecciones anticipadas, pero el mandatario se muestra dispuesto a resistir hasta el final.
En un comunicado, Yanukovich acusó a los manifestantes de la violencia y dijo que los líderes opositores “cruzaron una línea roja cuando llamaron a la gente a las armas”, informó CNN.
El presidente anunció además una jornada de duelo por los muertos.
El Ministerio de Salud precisó que los muertos ayer en Kiev fueron 26, algunos de ellos por heridas de bala, y agregó que los hospitales no daban abasto para atender a unos 600 heridos.
En una señal ominosa, el máximo responsable de la seguridad de Ucrania, Alexandr Yakimenko, acusó a opositores de robar cientos de armas de depósitos gubernamentales y antes de la tregua anunció una operación “antiterrorista” de alcance nacional en la cual, según el Ministerio de Defensa, podrían participar soldados.