Nos parece que la mejor aplicación es Whatsapp. Esa fue la conclusión de un grupo de personas durante un ejercicio de evaluación de aplicaciones para teléfonos, tabletas o computadoras en el que tuve presencia esta semana, y donde se generó un interesante debate. Los defensores de Whatsapp elogiaban su simplicidad, universalidad, y ser la solución a una necesidad básica del ser humano: la comunicación; quienes no estuvieron de acuerdo argumentaban en favor de Flipboard, una aplicación de lectura de información, que permite seleccionar los medios de los cuales se quiere recibir el contenido, las categorías, y consumirla en forma de revista.
El debate no terminó ahí. Al día siguiente, uno de los defensores de Flipboard envió a todo el grupo de personas que participamos en la dinámica, una nota con información del periódico británico The Guardian, donde se estimaba que la aplicación tendría un valor aproximado de 800 millones de dólares. Buen argumento para “venderla” como la mejor aplicación.
Pero al día siguiente, el equipo pro Whatsapp tuvo una victoria contundente con hechos de la vida real: Facebook decidió comprar la aplicación por la cuantiosa suma de 19 mil millones de dólares.
Los primeros análisis cuestionan el valor que se pagó por Whatsapp. Para ponerlo en perspectiva, es 18 veces lo que Yahoo! pagó por Tumblr (1.1 mmd), casi tres veces más que lo que Microsoft pagó por la división de móviles de Nokia (7.1 mmd), casi dos veces el valor por el que Google compró la división de móviles de Motorola (12.5 mmd), y 6 veces el valor en el que recientemente la vendió a Lenovo (2.91 mmd), por citar algunos ejemplos. Agregando la variable interna, el precio es más del doble de los ingresos que Facebook tuvo durante todo su año fiscal 2013. Una simple aplicación para “chatear” a los ojos de muchos, tuvo mucho más valor que marcas emblemáticas de la tecnología de consumo.
Y justo en eso, en su “simpleza”, más allá del estratosférico valor que Facebook le dio mediante esta compra, está otra crítica fuerte, si se compara con la suerte que han tenido otros servicios de mensajería instantánea como Windows Live Messenger de Microsoft, o BBM de Blackberry, que tuvieran un dominio de mercado en su momento y vieron una vertiginosa caída de su uso en la medida en que los usuarios encontraron formas más novedosas de comunicarse. Finalmente algunos análisis cuestionan dónde está el modelo de negocio de Whatsapp, hoy ya cobrando un dólar anual por su uso, y sin publicidad, otra de las fuentes de ingreso más importantes en internet. Aun habiendo ya algunas ganancias, son insuficientes para recuperar la multimillonaria inversión.
Creo que los tres cuestionamientos no alcanzan a visualizar todo lo que hay detrás de la compra. Es verdad que solo el tiempo dirá si fue o no un movimiento correcto, pero la realidad es que Facebook busca muchas cosas más mediante esta compra.
Desde hace varios años, Facebook está intentando penetrar de mejor manera en teléfonos móviles, donde no ha tenido el crecimiento esperado. Por otra parte, recientemente se ha hecho notar que los segmentos de jóvenes que adoptan nuevas tecnologías, menores de 15 años, son menos propensos a utilizar Facebook, y son precisamente estos quienes de manera más clara hacen del teléfono móvil su primer dispositivo de acceso a internet. Whatsapp es una aplicación móvil, con una base de usuarios de 450 millones en todo el mundo, que sigue creciendo y que bien pudiera pagar el precio si se convierte en la puerta de entrada para Facebook, a un universo donde su presencia no ha sido la que esperaban, y en la que podrían ofertar nuevos servicios (recordemos también, que hace poco más de un año Facebook también compró Instagram, una plataforma social para compartir fotografías). Finalmente, no hay que olvidar que en una aplicación de este tipo, el tamaño del universo es muy importante: Whatsapp es la de mayor alcance a nivel mundial, y la más atractiva para nuevos usuarios, que por razones obvias preferirán sumarse a un universo donde hay más personas de su vida cotidiana con quién comunicarse.
19 mil millones de dólares son muchísimo dinero para una startup, pero si algo es la constante en la industria de internet, son las valoraciones aparentemente irreales. Habrá que esperar algún tiempo para saber si Facebook pagó demasiado dinero por un simple chat, o representó una inversión que la llevó a un nivel de valor de mercado todavía más alto, y sobre todo, la ayudó a diversificarse y dejar de ser simplemente una red social.