Si la detención de Elba Esther Gordillo representó en su momento la consolidación política de Enrique Peña Nieto, con la captura de Joaquín El Chapo Guzmán el Presidente confirma que la estrategia de seguridad de su gobierno no sólo existe sino que está dando resultados como la caída del narcotraficante más buscado en el mundo. Cuando puso a la maestra tras las rejas nadie dudó de la fuerza política y la autoridad presidencial y ahora, que el mayor capo del narcotráfico mexicano vuelve a la cárcel, se despejan dudas sobre el combate al crimen organizado en esta administración.

 

Porque al lograr la aprehensión del jefe del Cártel del Pacífico, al que no pudieron atrapar en 12 años ni Vicente Fox ni Felipe Calderón, el gobierno peñista no sólo da el mayor golpe en la lucha contra el narcotráfico; también responde a las acusaciones y los rumores que afirmaron desde su campaña, lo mismo desde Washington que aquí, que en este sexenio y con el regreso del PRI al poder, volverían los “pactos” y las “negociaciones con el narco”.

 

Si Michoacán y las erráticas decisiones en los operativos federales, como el fortalecimiento de las autodefensas, habían despertado dudas sobre la efectividad de la estrategia de seguridad federal, la imagen del Chapo Guzmán atrapado mientras dormía y sometido por elementos de la Marina Armada de México, contesta a cualquier interrogante sobre la determinación de golpear a la organización más poderosa en la producción y tráfico de drogas en el país.

 

La sospecha repetida de que El Chapo era el narco protegido que acompañó durante toda su cruenta guerra a Felipe Calderón, y las dudas nunca aclaradas que despertó la fuga espectacular de este narcotraficante en la presidencia de Vicente Fox, son ahora tema superado para Enrique Peña Nieto que, sin haber hecho de su lucha contra el crimen su principal política de gobierno, ha asestado el golpe más fuerte al narcotráfico desde que Miguel de la Madrid detuvo al hoy liberado Rafael Caro Quintero y Carlos Salinas al aún preso Miguel Ángel Félix Gallardo.

 

Sin quedar descabezado, pues aún operan sus otros dos liderazgos en las personas de Ismael El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza El Azul, el Cártel del Pacífico pierde a su líder histórico y emblemático, lo que necesariamente golpea a la organización y provocará reacomodos de fuerzas en el Cártel más grande que opera en la República Mexicana, en Estados Unidos y en varios países del mundo.

 

Para este gobierno la captura de Joaquín Guzmán confirma también que la coordinación entre fuerzas federales y el apoyo de la DEA estadunidense funcionan de mejor manera bajo la actual estrategia, pues si bien la información vino desde Washington, la ejecución “impecable” del operativo fue de la Marina, mientras que el Ejército proporcionó el perímetro de seguridad para que se realizara la detención a plena luz del día. Muy mal parados quedan en cambio ex funcionarios de seguridad del sexenio pasado, desde Genaro García Luna, a quien tanto se acusó de proteger al Cártel de Sinaloa, o el ex secretario de la Defensa, Guillermo Galván Galván, que nunca pudo capturar al Chapo a pesar de haber recibido la encomienda directa del Presidente.

 

Veremos pues si continúa confirmándose la eficacia de la estrategia antinarco de Peña Nieto y si a este golpe de indudable valor, siguen acciones igual de contundentes no sólo para detener a más cabezas del narcotráfico sino para golpear de verdad a las estructuras políticas y financieras que aún sostienen al millonario negocio del tráfico de drogas que no se acaba sin la figura legendaria del hombre bajito de Badiraguato.

 

NOTAS INDISCRETAS…Es un hecho: Ricardo Anaya Cortés será el compañero de fórmula de Gustavo Madero para la Secretaría General del PAN. El chihuahuense optó por la juventud y frescura del actual presidente de la Cámara de Diputados que dejó en el camino a políticos de experiencia como Santiago Creel Miranda y Marco Adame. A su regreso de Washington, donde dará una conferencia en el Woodrow Wilson Center, Madero pedirá licencia a la dirigencia del PAN y se despedirá el lunes 3 de marzo, mientras que Anaya entregará la estafeta a José González Morfín en la sesión del martes 4 de marzo… El hallazgo de una narcofosa en Tlajomulco, donde han aparecido ya 13 cuerpos, está teniendo repercusiones políticas en Jalisco. Ese municipio, gobernado actualmente por Ismael del Toro, del Movimiento Ciudadano, es el bastión político del ex candidato a gobernador Enrique Alfaro, a quien golpea directamente la presencia del narcotráfico en esa cabecera, sobre todo porque muchos cuestionaban durante su exitosa campaña, en la que se quedó a unos dígitos del actual gobernador Aristóteles Sandoval, de dónde salía tanto dinero para el proselitismo de Alfaro… Los dados abren semana. Serpiente. Mal augurio.