KIEV. La nueva mayoría parlamentaria en Ucrania concluyó otra sesión sin conciliar las posiciones y una fórmula para la formación del llamado gobierno de coalición y de unidad nacional, con más incertidumbre sobre los posibles aliados, mientras escala la tensión entre Rusia y la Unión Europea, que no ceden en su objetivo de asegurar su influencia en la convulsionada ex república soviética.

 

El titular designado de la Suprema Rada (Parlamento) y presidente interino del país, Alexander Turchinov, aseguró que el órgano legislativo votará por el nuevo gabinete el jueves y llamó a las fracciones a negociar día y noche.

 

No está claro si las fracciones Batkivschina, Udar y Svoboda mantendrán el control absoluto del gabinete, o darán paso a una representación del Maidán (el variopinto movimiento de protesta antigubernamental, incluido el Sector Derecho, el ala más extremista y radical).

 

Con la entrada en vigor de la Constitución de 2004 (transición a república parlamentaria-presidencialista) la formación del gobierno recae en las bancadas parlamentarias y no en el Presidente.

 

Turchinov recibió el beneplácito del legislativo para firmar las disposiciones presidenciales y las leyes adoptadas a partir del 22 de febrero, cuando una nueva mayoría se hizo con el poder por la fuerza, y lo nombró presidente interino, tras destituir en ausencia a Víktor Yanukóvich.

 

En una reunión privada con el subsecretario norteamericano de Estado William Burns, quien llegó a Kiev en una visita de dos días, Turchinov dijo que la prioridad del parlamento ucraniano era la restauración del Poder Ejecutivo en el centro y en las regiones, donde persiste inestabilidad y desgobierno.

 

Tanto el FMI como la Unión Europea ratificaron que desbloquearán la ayuda financiera a Kiev tan pronto se conforme el Gobierno y se emprendan las reformas estructurales, condición clave impuesta por los acreedores para el otorgamiento del crédito.

 

De otro lado, el líder de Udar y boxeador profesional, Vitali Klichko, ratificó que solo le interesaba postularse para Presidente y no vislumbraba verse entre los ministros.

 

Según Klichko, la posibilidad de que la excarcelada ex primera ministra Yulia Timoshenko retorne a las riendas del gabinete no ha sido objeto de análisis entre los aliados políticos.

 

Tras ser liberada el sábado último en Járkov, donde cumplía reclusión hospitalaria por una condena a siete años de cárcel por abuso de poder y malversación, en sus primeras declaraciones Timoshenko aseguró que se postulará a la presidencia de Ucrania. La Comisión Central Electoral indicó que no había obstáculos para la candidatura de la llamada dama de hierro ucraniana.

 

Por otra parte, el Parlamento ucraniano pidió a la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, que procese a Yanukóvich, contra el que se ha dictado una orden de busca y captura, y a otros antiguos altos cargos por crímenes contra la Humanidad.

 

El documento acusa a los ex altos cargos del “asesinato masivo” de ciudadanos ucranianos “durante las acciones de protesta masivas en el periodo comprendido entre el 21 de noviembre y el 22 de febrero de 2014”.

 

Esas acciones, agrega, “condujeron a la muerte de más de 100 ciudadanos de Ucrania y de otros países, y más de 2.000 heridos, de los cuáles más de 500 siguen actualmente en estado grave”.

 

Nace YanukovychLeaks

 

Un grupo de periodistas ucranianos creó la página web YanukovychLeaks.org, donde han empezado a exhibir miles de documentos pertenecientes al depuesto presidente Víktor Yanukóvich, que éste dejó atrás en su huida. Según explican sus autores en la propia página, escrita en ucraniano y en inglés, cerca de 200 carpetas con miles de documentos fueron encontradas por buceadores voluntarios en el lago que se encuentra en la finca residencial de Yanukóvich en Mezhigorie, cerca de Kiev, el pasado día 22.

 

Hasta el momento se ha expuesto poco más de un 2 % de todo lo hallado, documentos que, según los activistas, incluyen facturas de la construcción de la lujosa residencia, libros de contabilidad opaca, donaciones de partidarios e, incluso, numerosos dossiers de periodistas y activistas considerados “peligrosos”.