Los analistas políticos bisoños y algunos “paleros” se preguntan: ¿Por qué la señora Josefina Vázquez Mota “tiró la toalla” y se negó a competir en la contienda por la dirigencia del Partido Acción Nacional si tenía “patas para gallina”? ¿Por qué si en la contienda por la candidatura presidencial de su partido en el 2012 le ganó con cierta facilidad a Ernesto Cordero, ahora no quiso enfrentársele?

Los malosos que pululan en el PAN piensan que Jose recibió línea del ex presidente Felipe Calderón para que le permitiera a su “delfín fallido” competir solito contra Gustavo Madero. Y hasta se atreven a relatar lo que pudo haber sido una posible conversación: ¡Pero mi presidente! (Así le dice a Calderón) Ese manso Cordero ya demostró en el pasado y en el presente que es un “bueno para nada”. Si Pina, pero los “panistas calderonistas” necesitamos recuperar el partido para reconstruirlo, y después reconquistar el poder presidencial, le respondió Calderón, según aquellos. ¡Pues no está fácil ninguna de las tres cosas!, ¿eh? Le reviró la señora. ¡Tú bájate y no cuestiones! Fue entonces la orden de aquél.

 

Los más bisoños acotan: Pero si el ex presidente dijo que no iba a meter las manos en el proceso porque le daba pena y estaba triste, muy triste, por lo que habían hecho con el PAN. ¡Espérense, bisoños, espérense! El que debería estar avergonzado es Felipe, porque dejó al PAN para el arrastre, le responden los “maderistas”. Calderón cometió muchos errores como “líder” del blanquiazul durante los seis años que mal gobernó, que culminaron con la derrota del PAN en la elección presidencial. Abundaron las pifias; incurrió en inexplicables omisiones en su operación política, careció de estrategia de largo plazo y acumuló acciones tácticas erróneas o extemporáneas en varias decisiones. Más aún, toleró y hasta fomentó la corrupción no sólo en su gobierno sino en su partido. Así que ahora no se vale que venga de “chillón” y arremeta contra “Maderito”, y se diga preocupado por lo que ocurre en ese organismo político. “¡A otro perro con ese hueso!”

 

Los observadores políticos objetivos e imparciales señalan, por su parte, que fue de pena ajena -y ya se le hizo costumbre- la manera en que la respetable licenciada Josefina Vázquez Mota se bajó del caballo al que no pudo amansar, y de esa manera se escabulló de participar en la carrera por la presidencia nacional de su partido. En lugar de ofrecer a los militantes su candidatura como una tercera opción, Pina -como le decía con sorna su ex jefe Felipe Calderón- prefirió dejar el camino libre al actual dirigente del PAN, Gustavo Madero Muñoz, al frente del “maderismo”, y al senador con licencia Ernesto Cordero Arroyo, cabeza visible del “calderonismo”.

 

La ex candidata presidencial -medalla de bronce en la elección 2012- no quiso arriesgarse a repetir un triste tercer lugar en la elección interna panista, pero tampoco fue capaz de abandonar su inexplicable actitud hamletiana y optó por mantener vigente su marca de fábrica: “Ser o no ser, he ahí el dilema”.

 

Dijo la mujer que llegó a la política quién sabe cómo y que sigue en ella quién sabe por qué: “La elección se ve amenazada por la exacerbación y la segmentación del partido y por una lamentable radicalización de los intereses de grupo.” Pues sí, pero no tuvo el valor de enfrentarse abiertamente a eso que llama, no sin razón, “intereses de grupo” (aunque ella también los tiene, no nos hagamos).

 

En realidad, la señora debió decir con franqueza algo que dejó escrito en su obra cumbre de la literatura nacional bajo el ingenioso título “Dios mío, hazme viuda, por favor” y con el subtítulo “El desafío de ser tú misma”: “Quiero ser viuda del miedo a ser yo misma. De todo aquello que me impida el ejercicio de mi libertad. Del activismo sin razón. De la soledad. De los rencores y resentimiento y de la arrogancia de pensar que poseo la verdad.”

 

 

¡Ay, Jose; ay, Jose”!