BEIJING. Las autoridades chinas anunciaron la captura de los tres sospechosos restantes que participaron en un ataque con armas blancas en una estación ferroviaria del suroeste de China que dejó 34 muertos, cuatro de ellos integrantes del grupo agresor, al tiempo que la sesión anual de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), un especie de conclave de dos semanas en el que se debaten y aprueban formalmente las principales decisiones ya adoptadas por el Ejecutivo, comenzó en Pekín bajo la sombra del atentado.

 

Las autoridades indicaron que el ataque del sábado por la tarde en la ciudad de Kunming, en el sudoeste de China, que dejó además 143 heridos fue perpetrado por separatistas de Xinjiang, una región del extremo occidental del país.

 

Citando declaraciones del Ministerio de Seguridad Pública, la agencia noticiosa oficial Xinhua indicó que una “banda terrorista” de seis hombres y dos mujeres encabezada por una persona identificada como Abdurehim Kurban (nombre que apunta a un origen uigur), fue responsable del ataque.

 

Ante la sensibilidad del ataque definido como el “11-S chino” por varios medios del régimen, las estaciones de tren de Pekín amanecieron blindadas por un dispositivo policial y militar mayor que el habitual que propició la relativa calma de los viajeros chinos.

 

En esta época, las autoridades incrementan la ya de por sí gran seguridad de la capital para evitar cualquier incidente que desestabilice “el orden”, mientras miles de políticos mantienen sus reuniones en el corazón de la urbe, el Gran Palacio del Pueblo chino, ubicado en la plaza de Tiananmen, donde se profundizará en las reformas ya anunciadas por el gobierno y se anunciará el objetivo de crecimiento económico para este año.

 

Los enfrentamientos en Xinjiang entre autoridades y miembros del grupo étnico de los uigures en el último año han cobrado una gran cantidad de vidas, pero el ataque del sábado ocurrió a más de mil 500 kilómetros al sureste en la provincia de Yunnan, que no cuenta con un historial de este tipo de disturbios.

 

Xinhua agregó que la policía mató a tiros a cuatro de los atacantes, que usaron armas blancas para agredir a civiles, y capturó e hirió en el lugar a una sospechosa.

 

El breve informe de Xinhua no reveló la etnicidad de los ocho agresores ni indicó cómo fue que las autoridades identificaron y detuvieron a los últimos tres sospechosos.

 

Xinjiang es lugar de una dura rebelión contra el gobierno chino de parte de algunos integrantes de la población musulmán uigur. China argumenta que en esta región operan grupos terroristas ligados a organizaciones extranjeras, mientras asociaciones de uigures en el exilio acusan a Pekín de utilizar el terrorismo para aumentar la represión en la zona y reprimir la religión y cultura de este pueblo.