Cuando se supo que Alfonso Cuarón estaba ganando muchos premios y llegaba al Oscar, surgió este patriotismo que a veces es poco entendible. Es un hecho que a todos nos da gusto que haya ganado, es un mexicano representando a nuestro país, pero de pronto todos nos sumamos al barco del éxito cuando muchos ni vieron la película y a otros tantos, ni les gustó.
Hacen tanta falta las buenas noticias, que la gente también quería considerar un logro para los mexicanos el triunfo de Lupita Nyong’o, es verdad nació aquí, se llama Lupita, pero al mes se la llevaron a Kenya, ella dijo que el premio era suyo, no de México, no de Kenya, que lo había ganado por su esfuerzo y su trabajo, ella evidentemente no está identificada con nuestro país, ni se siente latina.
Algo similar dijo Alfonso Cuarón: “Mi trabajo no representa a la cultura mexicana pero soy parte de ella, el premio no es para México, es para mí que soy mexicano”. Y tiene razón, por eso agregó: “Pero también he dicho que si mi trabajo representa alguna diferencia en la industria del cine en México, sería feliz de escuchar algo así”.
Cuestionado sobre el hecho de ser el primer director mexicano en ganar un Oscar, comentó: “Yo soy mexicano y sólo espero que haya suficiente atención a todas las expresiones de la cultura mexicana que están sucediendo ahora mismo en el país”.
Y para rematar todo lo que estoy comentando, esto que señaló Cuarón, lo explica a la perfección:
“Realmente aprecio y estoy agradecido con todo este apoyo que he estado sintiendo desde México, pero me encantaría si ese mismo apoyo se da a otras películas que salen de allí con cineastas mexicanos, rodadas en México, y con temas locales”.
Entonces queda claro que no hay que confundir los temas, en la vida de Alfonso, sí habrá un cambio, antes y después de ganar un Óscar, en la industria en México, todo sigue igual. Es un mexicano notable, ha destacado por méritos propios, pero aquí hace falta mucho apoyo y recursos para que el cine alcance un nivel internacional.
Hay más… pero hasta ahí les cuento.