PARÍS. Los trapitos sucios salen del cajón de los recuerdos de Patrick Buisson ex asesor de Nicolás Sarkozy, quien difundió a los medios galos el contenido de varias grabaciones hechas al ex presidente cuando estaba en el ejercicio de sus funciones en el Palacio del Elíseo, lo que provocó una tormenta política a la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) cuando faltan 18 días para las elecciones municipales en las que el partido pretendía ganar terreno a los socialistas.
Buisson grabó numerosas reuniones de trabajo del antiguo jefe de Estado con el uso de una micrófono oculto en un bolsillo y las proporcionó al semanario Canard Enchaîné y al sitio web Atlantico.
Uno de los extractos que más atención captó tiene como protagonistas al ex presidente francés, a su esposa, la modelo Carla Bruni y al consejero de prensa, Franck Louvrier. En esa plática del 26 de febrero de 2011 -con un alto contenido personal- los tres hablan sobre la relación sentimental, económica e inmobiliaria que Sarkozy mantiene con Bruni
Sarkozy afirma, con cierta ironía:
“En política, a cierto nivel, lo tienes casi todo pagado. Siendo ministro, tienes vivienda de oficio. Siendo presiente, tengo una residencia oficial y una casa de alquiler. En mi caso, resulta que hice muy buen negocio casándome con Carla. En nuestra pareja, es ella la que paga las facturas domésticas”.
Irónica, Carla Bruni responde: “Sí claro, pero es porque yo soy quien pago”
El mandatario responde: Está claro, ¡Fui yo el que se hizo rico al casarse!
Ante las risas de los presentes, la esposa del jefe del Estado continúa:
“Y yo que pensaba que me casaba con un tipo con un buen salario ¡Que va! Antes, tenía contratos de todo tipo. Y ganaba mi buen dinero. Ahora, no puedo firmar nuevos contratos..No voy a esperar mucho… Si puedo permitírmelo. Un pequeño contrato fácil, así… No van a hacer vender un antiarrugas a una niña de 22 años, ¿están de acuerdo?.
Prosigue
“Julia Roberts tiene 44 años, Sharon Stone tiene 52, Julianne Moore tiene 53… Todas ellas se ganan muy bien la vida, firmando contratos publicitarios. Son cosas que yo no puedo permitirme, casándome con un presidente de la República”.
Sarkozy le responde a su esposa:
“Mira te lo digo claro, lo mío es convertirme en un Señor Ramírez (un mantenido) y pasar por la caja que tiene mi esposa”.
Ante las risas de los asistentes, Bruni agrega:
“Hombre, si basta con que yo pueda hacer mi trabajo, ya con eso, bien podría ganarme algún dinerito con algunos contratos. Te lo voy a decir (se dirige al consejero de prensa, Louvrier): La verdad es que estoy loca por mi marido… Una pierde la cabeza, ¿sabes?
En otra parte de las grabaciones bautizadas por la prensa como Sarkoleaks se pude escuchar al ex mandatario discutiendo su estrategia electoral, una remodelación de su gabinete y su imagen pública poco antes de las elecciones presidenciales de 2012, que finalmente perdió.
Buisson, que procedente de la extrema derecha, también aparece en las grabaciones y critica las recomendaciones que hace otro asesor sobre la necesidad de evocar la “integración” de los inmigrantes. Este es un concepto que “no le interesa un bledo”, sobre todo cuando “están llegando 500 mil (inmigrantes) adicionales y no hemos integrado aún a los seis millones que tenemos”, dice Buisson.
Tanto el gobierno francés y la oposición conservadora condenaron estas grabaciones. Uno de los consejeros más cercanos de Sarkozy, Henri Guaino, opina “realmente esto es una traición, todos vivimos esta experiencia como una especie de violación” y señaló la posibilidad de demandar la creación de una comisión investigadora sobre las grabaciones ilegales.
Por su parte Julien Dray, vicepresidente por el gubernamental Partido Socialista (PS); de la región del Ile-de-France, dijo que el caso revela el ambiente que existía, y existe aún, en el seno de la derecha conservadora.
Aunque el contenido de Sarkoleaks no deja entrever grandes escándalos, los medios no descartan que algunas de esas grabaciones, que contarían un centenar de horas, puedan interesar a los jueces que investigan al ex presidente sobre presunta financiación ilegal en el llamado “caso Bettencourt”, lo que también porría perjudicar más a Sarkozy y a sus aspiraciones para volver a optar a la carrera presidencial en 2017.