El Departamento de Justicia de Estados Unidos se unió a las investigaciones realizadas a General Motors (GM), por el retraso en la revisión de los defectos en algunos de sus modelos entre 2003 y 2007.

 

La empresa automovilística estadunidense es objeto de cuestionamientos no sólo por parte de esta institución, sino de la Agencia Americana de Seguridad en la Carretera y la Comisión de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes, debido a su posible relación con la muerte de trece personas.

 

En febrero pasado, el fabricante llamó a revisión 1.6 millones de vehículos de las marcas Chevy Cobalt y el Pontiac G5. El defecto provocaba que los motores de los vehículos se apagaran viajando a gran velocidad y también afectaba a los airbags.

 

A estas investigaciones, también se unió la propia dirección de GM que realiza por su parte una investigación interna.

 

Esta crisis se desató días después de que la nueva dirección, encabezada por Mary Barra tomara las riendas de una gran compañía automovilística y podría afectar los planes de relanzamiento de la marca.

 

Por su parte Toyota, todavía está siendo examinado por las autoridades de EU por las masivas revisiones de vehículos que llevó a cabo entre 2009 y 2010 por los problemas de aceleración involuntaria que sufrían algunos de sus modelos. De momento, la primera sanción al fabricante se la ha dado el parqué.

 

El martes pasado, día en el que se conoció la apertura de la investigación criminal contra GM por parte del gobierno de EU, la compañía se desplomó más del 5% en Wall Street.