Para todos los amantes de la esquiada, sin duda, pensar en hacerlo a finales de la temporada es una de las experiencias más deliciosas. A pesar de que en estas fechas existe una gran variabilidad en la caída de nieve, es un placer esquiar en un día claro y lleno de sol con temperaturas mucho más agradables. Y si además, uno puede encontrar esa nieve conocida como “powder”, que es la acumula en el suelo, se mantiene seca y permite deslizarte con facilidad, es un verdadero deleite. Por eso, cuando pienso en ir a esquiar a cualquier lugar, esta es la nieve que estoy buscando.
Actualmente contamos con una amplia gama de opciones de destinos para realizar este tipo de deporte. Sin embargo, considero que estamos tan casados con esos grandes resorts, que nos olvidamos de destinos mucho más pequeños que ofrecen una experiencia menos masiva. Justo la semana conocí uno de estos lugares: Mission Ridge.
Al estar revisando las opciones de hospedaje, encontré el sitio de Vacation Rental by Owners en donde hay una pequeña suite privada, que se veía mucho mejor que los hoteles de cadena disponibles en la zona. ¡No podría haber pensado en un mejor lugar para quedarme! Sus dueños, Dick y Andrea resultaron ser una pareja agradabilísima que estaban al pendiente de sus huéspedes y de todos los detalles.
Al llegar, nos recibieron con unas deliciosas galletas caseras y panqués, acompañados de una botella de un vino blanco de la zona. El cuarto estaba decorado con muy buen gusto y era muy amplio. Contaba con una gran sala, una confortable cama y además una moderna cocina. Estaba totalmente equipada tanto en cuestión de comida para preparar desayuno, así como alguna botana y contaba con un servicio de limpieza diario. El lugar, resultó tener una vista espectacular al río y las montañas. Sin duda, fue una estancia muy agradable y mucho más confortable que un hotel con miles de cuartos.
También Wenatchee resultó tener sus sorpresas. Una noche cené en el restaurante Visconti’s que ofrece comida italiana casera y que prepara deliciosos embutidos. El lugar cuenta con una amplia lista de vinos locales del estado de Washington. Justo ese día probé el Col Solare 1998, un blend de Cabernet Sauvignon elaborado entre dos grandes casas de vino, la italiana Antinori y la local Chateau Ste. Michelle. El vino estaba muy bueno, sin embargo, me hubiese encantado probar una añada más nueva ya que está la sentí vieja y cansada. Fue evidente que el restaurante no ha de mover mucho estas botellas y que no desperdició oportunidad de hacerlo.
“Así, entre vino y esquiada, este pequeño pueblo ubicado entre las montañas, resultó ser además de un lugar fabuloso para practicar este deporte, un perfecto destino para disfrutar de buena comida y aún mejores vinos, en un ambiente de hospitalidad y amabilidad. Sin duda, ahora está en mi mapa de lugares a los que me encantaría regresar”.
Espero que tengas un fabuloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!