“Para decir mentiras y comer pescado

Hay que tener mucho cuidado”, decían los abuelos

Y seguramente hay mucho de cierto en esto.”

El arte de mentir

 

Son 356 páginas de ensayos aforísticos que el escritor redactó andando por la vida de la Ciudad de México, Tlalpan —donde reside—, Guadalajara y Oaxaca, tierra en la que, ha dicho más de una vez, quiere ser “sepultado, con música de Brahms de fondo”. Aunque Ruvalcaba no se catalogue como periodista, es claro que practica el ejercicio: andar escribiendo textos por las calles de la vida para luego conjuntarlos y proponer un libro integral.

El autor aprovecha estas caminatas para morder las calles y revelar lo que parece obvio “pues en esos detalles y en esas minucias hay detalles y secretos sobre el misterio de cómo algo llega a ser lo que es”. El escritor siempre nos presenta el mundo mediante la sensibilidad infantil, pues la capacidad de impresión de un niño es tan curiosa como inagotable. El libro contiene una forma reflexiva que busca despertar el entusiasmo del ensayista, para hacer sentir al lector la compañía de un autor dispuesto a descubrir la profundidad de temas en apariencia de poca importancia.

 

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“Aunque yo no me propongo ser un disparador de reflexiones, pues para mí el acto de escribir refleja al hombre, así que lo más importante es que exista congruencia entre mi concepción del mundo y mi trabajo literario, y ésta puede ser una congruencia irreverente e iconoclasta”, dice.

“El escritor que siente que finalmente ha escrito una línea que sobrevivirá se engaña”, escribe Ruvalcaba, y agrega: “El escritor se siente enormemente complacido cuando ‘deja volar su imaginación’. Nada más peligroso para un narrador. Cuando su imaginación vuela escribe los ejemplos más conmovedores de la estulticia”.

 

“LLEGUÉ CANSADO; PERO GLORIOSO”

En El arte… también está presente el tema de la música, tópico en el que el autor muestra sus inclinaciones por Bach, Schubert, Brahms y Liszt, recuperando la cercanía que tuvo con la obra de estos compositores desde antes de nacer: “Para mí la música significa regresar a la placenta y escuchar… y si hablamos de adicciones, la música sería para mí la primera; sobre todo la del romanticismo trágico alemán y del impresionismo francés”.

El mundo de la literatura y el de la música son dos pasiones que el autor sabe conjuntar muy bien: “Yo fui educado en la música, entonces el oído se educa y se aprende a expresarse con una cadencia que uno vuelva cuando escribe, es una suerte de armonía y una lucha de poderes. Hay una parte del trabajo del escritor que no se aprende y tiene que ver con el encanto del escribir, uno va emanando las ideas y las ideas tienen una jerarquía en la cabeza”.

Ruvalcaba pide relacionar la siguiente metáfora para comprender la conexión entre las dos artes y el libro: “Para crear el libro surgió el encanto de escribir. Hay muchos pisos para llegar al pent house de las ideas y cuando se va subiendo es como recorrer el edificio del sótano hasta la azotea. Cuando fui construyendo estos ensayos cada párrafo era un piso en estructura aforística armonizada melódicamente, y cuando terminé el libro disfruté el panorama desde la azotea, llegué cansado; pero glorioso”.

El volumen también aborda el tema de la pobreza; pero lo hace como una crítica dirigida a los escritores contemporáneos, quienes han dejado de abordar el tema. “Hoy los escritores se encuentran más preocupados por la superficialidad y ya no se detienen a estrujar el tema de la pobreza, a desmenuzarlo, y explorar desde ahí la esencia humana. Me parece que hoy muchos escritores escriben sobre temas más bien irrelevantes”.

Por otro lado, de acuerdo con el escritor, los lectores tampoco quieren oír hablar de pobreza, porque es mejor oír hablar de una historia de amor. ¿Las razones?: Las literarias obedecen a que en el siglo XIX, sobre todo Dostoievski es el príncipe de estos temas, los lleva hacia sus últimas consecuencias y ya nadie hablaría de la pobreza como él la hace.

Ruvalcaba confiesa que ya trabaja en lo que será su siguiente obra. Elabora un personaje urbano y marginal, quien ha pasado por muchas truculencias y se dedicará a excavar en su historia personal.

El arte de mentir fue presentado el pasado sábado 22, en la Feria Internacional del Libro (FIL) del Palacio de Minería. La obra se suma a una cauda de trabajos ensayísticos que el autor ha compilado en varios libros. Sin duda, por su valor estilístico y la factura de escritor que caracteriza a Eusebio, es un libro que no decepcionará a sus lectores.

 

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