La disputa y falta de acuerdos al interior del gobierno sobre qué grupo podría colocar a una de sus piezas en la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), llevó al presidente Enrique Peña Nieto a definir quién sería, eligió al conocedor de la inteligencia, un hombre formado en ser un funcionario de Estado que no responde a facciones.
Los primeros en querer poner su alfil fueron los del grupo Hidalgo, proponiendo a Eugenio Ímaz, como Peña no quiso moverlo del CISEN y tampoco Ímaz quería el cargo en la CNS, hubo que proponer a alguien más y salió Omar Fayad, pero él quiere ser gobernador de Hidalgo y como pudo se zafó, y de última apareció el nombre de Damián Canales, ex secretario de Seguridad Pública de la entidad.
Al mismo tiempo que ese grupo proponía, los del Estado de México hicieron lo propio y surgieron los nombres de David Garay, Salvador Neme Sastre y hasta Carlos Iriarte, presidente municipal de Huixquilucan.
La lista continuó, pero como no había acuerdos se propuso a Ardelio Vargas Fosado, que es de Puebla, y hasta a Enrique Galindo, actual jefe de la Policía Federal, quienes no pertenecen a alguno de los dos grupos, pero tampoco hubo acuerdo.
Así, de los por lo menos 10 nombres que se discutieron, el presidente eligió a un caballo negro, que ni siquiera había aparecido en las discusiones por su bajo perfil y su acostumbrada institucionalidad.
El nombre se filtró a algunos medios de comunicación muy noche, precisamente para enviar el mensaje a los grupos en disputa, se trataba de Monte Alejandro Rubido García, todavía secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El anuncio oficial estuvo a cargo del titular de la política interna del país, Miguel Ángel Osorio Chong, donde Mondragón y Kalb fue el gran ausente, pesé a que se había anunciado su presencia en la conferencia de prensa, pero nunca llegó, de todas formas le agradeció su trabajo y le deseó suerte en su nuevo encargo como asesor de Peña Nieto.
“El profesionalismo y liderazgo del doctor Manuel Mondragón al frente de la Comisión Nacional de Seguridad, han estado a la vista de todos. La misión encomendada al doctor ha sido cumplida a cabalidad”, fueron las palabras con las que el secretario se refirió al trabajo, casi inadvertido en los últimos meses, del ex Jefe de la Policía capitalina de 2008 a 2012.
En un breve mensaje, sin sobresaltos, el secretario de Gobernación aseveró que el presidente Peña Nieto aceptó su renuncia para “retirarse del campo operativo” al frente de la CNS, y en su lugar incorporarse al diseño estratégico de los planes en materia de seguridad.
“Le expreso al doctor Mondragón mi más amplio reconocimiento, mi gratitud por sus aportes en la construcción de un México más seguro y mi segura convicción, absoluta convicción, de que una vez más el éxito lo acompañará en las nuevas tareas que le han sido encomendadas”, soltó Osorio Chong.
Tampoco estuvo presente Rubido García, ni siquiera se ha presentado a las instalaciones de la CNS; como acostumbra, está guardando las formas y siguiendo los protocolos institucionales, lo hará hasta que el Senado lo ratifique.
De las áreas que integran la CNS, Rubido domina dos, inteligencia y prevención; la operación de la policía en este caso sería su mayor debilidad, porque nunca ha trabajado en la planeación y operación en campo de los cuerpos de seguridad.
Desde hace más de dos décadas, Monte Alejandro ha desarrollado una gran experiencia, primero en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), como director de las áreas de análisis y de investigación durante ocho años (1986- 1994), lo que permitió especializarse en el proceso del manejo de información y el proceso para elaborar productos de inteligencia, que incluía el despliegue de personal para vigilancia y operaciones encubiertas. Para el 2005 hasta el 2007 regresó al Cisen como secretario general, desde donde definía la administración y políticas internas.
De acuerdo con lo establecido en el Artículo 27 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, el Presidente está facultado para Intervenir en los nombramientos, aprobaciones, designaciones, destituciones, renuncias y jubilaciones de servidores públicos, pero es el Senado de la República, la instancia encargada del análisis y ratificación de las modificaciones, para lo cual no hay plazo determinado.