A 20 años del crimen de Luis Donaldo Colosio, quien fungiera como su secretario particular, Alfonso Durazo Montaño insiste en que “este crimen fue fraguado desde el poder”.

 

El hoy diputado federal por Movimiento Ciudadano, confía a 24 HORAS que hay constancias “de todo tipo de complicidades” en el asesinato del priista, que cimbró al país aquella tarde del 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California, a manos del michoacano Mario Aburto Martínez.

 

“Hay muchos elementos objetivos, subjetivos, para seguir considerando que este fue un crimen fraguado desde el poder. Toda la serie de complicidades se tejieron alrededor de este asesinato y, sobre todo, el hecho de que más de 20 personas vinculadas con el proceso de investigación terminaron asesinadas”, recordó el legislador sonorense.

 

Previo a la presentación del libro Colosio, el futuro que no fue, Durazo Montaño señala que a dos décadas del magnicidio, el PRI avanza hacia un retroceso, toda vez que se procesan reformas al interior del Congreso de la Unión “lesivas para el país”.

 

Por el contrario, sostiene que Colosio Murrieta dejó importantes avances para la apertura y democratización interna del tricolor, mismas que se manifestaron al interior de su Asamblea Nacional número 14, celebrada en 1994.

 

“Marcó la apertura del partido, un impulso de la democratización interna, la cancelación del corporativismo y otras medidas de este naturaleza que motivaron a muchos ciudadanos, usualmente retirados de los partidos políticos, se acercaron al partido y una vez que Luis Donaldo fue asesinado, se retiraron del PRI”, afirma.

 

Recuerda como un evento extraordinario el destape de Colosio como candidato presidencial el 28 de noviembre de 1993, en el que se postulaba a un ex presidente del tricolor. Aunque al paso de los meses resaltó un distanciamiento con el presidente Carlos Salinas de Gortari.

 

“Se empezaron a generar una serie de corrientes, una serie de grupos, una serie de presiones que hicieron muy complicado el ambiente de la campaña, al grado tal que fue recurrente la preocupación al interior del equipo de Luis Donaldo, y que fue comentado con él, respecto a su seguridad personal”, expresa.

 

Tras el fallecimiento de Colosio, rememora que continuó con sus funciones como secretario particular. “Me tocó la responsabilidad del traslado, me tocó la penosa responsabilidad de la identificación, como requisito para el acta de defunción”.

 

De manera personal, esta situación la calificó como difícil de aceptar y reponerse porque es la “pérdida de un amigo, la tragedia de una familia que deja en orfandad a sus hijos”.

 

Concluye que el país hoy requiere una transición a la democracia y una transformación del sistema político, tal y como el malogrado candidato presidencial estaba convencido y manifestaba en sus encuentros con la gente.