Los torneos de videojuegos están creciendo cada año tanto en adeptos, como en público y patrocinios, involucrado cada vez más a las marcas que sólo veíamos en los grandes estadios de futbol y alcanzando las cifras que hasta hace un par de años eran exclusivas de las grandes justas deportivas.
Esta semana se reunirán 104 jugadores en el estadio Twickenham, al sur de Londres, para intentar clasificar a uno de los torneos más grandes de eSports del mundo: el Call of Duty Championship, que se llevará a cabo a finales de este mes en Estados Unidos y cuyo monto de premiación asciende al millón de dólares.
Los eSports o deportes electrónicos profesionales, no son otra cosa que los torneos de videojuegos masivos a nivel profesional, donde hay reglas, equipos y grandes sumas de dinero en juego, patrocinados por marcas que sólo se veían en los uniformes de equipos como el Manchester United o en las gradas de algún partido del mundial de futbol.
Uno de estos deportes electrónicos que se juegan a nivel profesional son los torneos de Call of Duty, que desde hace dos años se han llevado a cabo a nivel global y que ahora reunirá jugadores de 15 países de Norteamérica, Sudamérica, Europa, África, Asia y Australia.
“Las gradas están vacías, el terreno de juego aún empapado y lleno de cicatrices de los recientes enfrentamientos de rugby, de los cuales el estadio de Twickenham ha sido sede de las principales finales, pero ninguno como éste. Los partidos de hoy se llevan a cabo en una sala a oscuras dentro de las paredes imponentes del estadio, en los campos de batalla de múltiples millones de first-person-shooters conectados”, describe el periódico The Guardian respecto a la congregación de gamers que se está llevando a cabo en Londres.
Para muchos, incluyendo negocios y grandes corporaciones, la competencia profesional de videojuegos, o eSports, es un negocio muy serio.
Este año el torneo de Call of Duty tiene una bolsa de premios de un millón de dólares, en el que sólo un equipo de cuatro gamers profesionales se podrá llevar a casa 400 mil dólares.
Pero el juego estrella de Activision no es el único que provoca esta derrama económica. El año pasado, el premio del Campeonato de League of Legends, el videojuego on line más popular del mundo, ascendió a dos millones de dólares y ya cuenta con el patrocinio de marcas como Coca Cola y American Express.
La final del campeonato de League of Legends se celebró en el Galen Center de los Ángeles, un lugar que está más acostumbrado a recibir competencias de baloncesto que serán trasnmitidas a nivel nacional.
El torneo recibió a diez mil aficionados y fue transmitido vía streaming a más de 32 millones de personas a lo largo de todo el día, logrando un record de trasmisión de ocho millones de espectadores simultáneos.
Pero ésta no es la única manifestación del crecimiento de las competencias profesionales de videojuegos.
En Corea del Sur, el videojuego de ciencia ficción Starcraft ha sido denominado más de una vez como un deporte nacional, cuyos torneos son transmitidos por cable y sus mejores jugadores son idolatrados por millones de fans.
Éste fenómeno es al que The Guardian califica como un paso simbólico hacia un cierto tipo de legitimidad deportiva: Llenar estadios de fanáticos esperando ver a sus superestrellas anotar, o eliminar al enemigo mediante disparos virtuales.
La franquicia de Call of Duty otorga a Activision, su desarrolladora, una gran cantidad de beneficios anualmente y a los que lo juegan de manera profesional desde hace dos años, la posibilidad de ser “cazados” por headhunters profesionales a nivel global, que buscan a los mejores jugadores en línea para llevar hasta sus países, la copa Call of Duty.