BRASIL. La 55 Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) concluyó ayer en Brasil con un acuerdo de los 48 países miembros del organismo para apoyar financieramente al sector privado por una “ventanilla” especializada.
Tras dos días de debates, los ministros y representantes de los socios del BID terminaron sus trabajos con la aprobación de un compromiso para que la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), uno de los brazos financieros del BID, se especialice en los préstamos al sector privado.
Durante su asamblea anual, el BID pronosticó una mejora de la economía latinoamericana a mediano y largo plazo, pero “insuficiente para satisfacer la demandas sociales” o mantener niveles de ingreso comparativos con otras economías emergentes y los países avanzados.
El informe macroeconómico del BID pronostica para Latinoamérica un crecimiento del 3% este año, superior al 2.3 de 2013, y que debe acelerarse al 3.3 en 2015, pero también ve riesgos de “tropezones”.
Riesgos
Un factor determinante para la economía de la región a corto plazo es una posible recuperación más fuerte de lo previsto en EU, impulsada por los mercados de la vivienda y laboral, que puede impulsar una subida de los intereses más rápido de lo anticipado y “provocar tropezones en el camino”, dijo el economista jefe de la institución, José Juan Ruiz.
Paralelamente, “las tasas de crecimiento más moderadas en China despiertan inquietudes”, sobre todo para los países de Sudamérica, cuyos mercados de materias primas están más vinculados a los avatares de la economía del gigante asiático.
La aceleración estadounidense, sin embargo, podría suponer ventajas, sobre todo para los países del norte (México, Centroamérica y el Caribe), cuyo crecimiento podría aumentar a una media del 3.7 % entre 2014 y 2016, frente al 3.4 % previsto ahora.
Sobre el peligro de una parada súbita de entrada de capitales a la región, como ha ocurrido en crisis del pasado, el economista jefe del BID dijo que éste es inferior al que había en 1997, pero superior a la situación en 2007, cuando Latinoamérica estaba mejor preparada para afrontar los efectos de un choque externo.
Una caída de la entrada de capitales, según el experto, debe compensarse por un ajuste de la cuenta corriente, una depreciación del tipo de cambio real y una disminución del crecimiento.
Otro aspecto del que advierte el informe macroeconómico del BID es del elevado endeudamiento en dólares que han acumulado las grandes empresas, financieras y no financieras, de la región en los últimos cinco años, sobre todo con la emisión de bonos, aprovechando las facilidades de un mercado con tipos de interés muy bajos.
Informalidad, el gran lastre
Ruiz explicó que el lastre de las economías latinoamericanas y caribeñas es “la baja productividad” en gran parte provocada por la informalidad de sus economías y las deficiencias en infraestructuras.
“Entre 1961 y 2013, América Latina ha generado más empleo y ha invertido más que en Estados Unidos. Concretamente un 3.5 % más. Sin embargo ha tenido una caída en su renta relativa con EU de aproximadamente del 10 %”, explicó.
Según los datos del BID, la productividad de la región ha crecido casi un 40 % por debajo de aumento de la de EU.
“Y esto no es un problema sólo de América Latina frente a EU. Cuando se hace la comparación con los países emergentes de Asia, se reproduce de forma más acusada”, añadió.
Ruiz calificó de “urgente” la necesidad de los países de la región de aprovechar la recuperación de la economía mundial para “emprender esas mejoras de reformas de la productividad”.