MADRID. El rey Juan Carlos reconoció hoy la “brillante e incansable labor” así como la “eficaz dedicación y permanente entrega a la comunidad iberoamericana” del ex secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, al imponerle hoy el Toisón de Oro.
En un acto celebrado en el Palacio Real, acompañado de la reina, los Príncipes de Asturias y el jefe del gobierno, Mariano Rajoy, entre otras autoridades, el monarca entregó a Iglesias el símbolo de la orden dinástica de mayor prestigio del mundo, que sólo concedió a una veintena de personalidades.
En un discurso, el rey vinculó el papel del ex secretario iberoamericano, “un hombre capaz e íntegro, con una gran trayectoria profesional de servicio público”, con la apuesta española por Latinoamérica.
Juan Carlos de Borbón recordó que la orden a la que se incorpora Enrique Iglesias se creó para reconocer “las más nobles virtudes e ideales caballerescos” y después se ha reservado a personas distinguidas por sus “excelentes trayectorias profesionales y vitales” o bien por sus “grandes servicios a España y la Corona“.
Ocho años al frente de la Secretaría General Iberoamericana le sirvieron para impulsar, según el rey, “la cooperación y la concertación entre nuestros pueblos”, poniendo de relieve la “dimensión universal” de esta comunidad de naciones.
Tras estas palabras, el jefe del estado le entregó el collar del Toisón y le impuso la insignia en la solapa, aunque tardó casi dos minutos en hacerlo debido a que su ojal estaba cerrado, anécdota que marcó la ceremonia.
En su discurso de agradecimiento, Enrique Iglesias, de 84 años, evocó su origen asturiano pero también la “sociedad modesta y solidaria” de Uruguay que le abrió sus puertas y le facilitó una educación.
La distinción recibida hoy de manos del Rey, ha añadido, “porta el mensaje de que se puede, que los pobres españoles que emigramos no perdimos la madre patria, nos enriquecimos con una patria hermana que nos dio la oportunidad que necesitábamos”.
También trasladó su convicción de que el desarrollo de la comunidad iberoamericana “no es una ilusión retórica” sino “un camino que se va haciendo al andar que va dejando huellas para que otros puedan seguir avanzando”.