MADRID. El pasado 30 de marzo, en el suplemento Crónica del periódico El Mundo, la escritora afirmó lo siguiente: “Empecemos por el 4 de enero de 1981. Un día antes, en vísperas de la Pascua Militar, el Rey recibe a Alfonso Armada en Baqueira, en La Pleta. Como venía haciendo al menos desde julio de 1980, el general calienta la cabeza a don Juan Carlos, le come la oreja, sobre la situación límite que vive España (…) Le plantea que ya tiene a punto, no un golpe de Estado, sino un golpe de timón, un golpe de Gobierno. Armada, en el que el Rey confía plenamente, ha tenido numerosas reuniones con políticos en activo de todos los signos”.
El Mundo recuerda una frase del Rey sobre Adolfo Suárez que rescata Pilar Urbano en su libro: “No sé cómo quitármelo de encima”. La escritora matiza en el suplemento Crónica: “El general (Armada) le pinta al Rey una situación de pregolpe. Le informa de que con Suárez fuera del Gobierno podría armarse un gobierno de concentración nacional que evitaría el golpe militar. Y que desde Fraga a Felipe González están dispuestos a entrar en el Gobierno. Por eso, don Juan Carlos tiene urgencia para que Suárez visualice que sobra”.
Así surge la llamada Operación Armada, articulada por el general junto al Centro Superior de Información de la Defensa (CESID, hoy llamado CNI), Alfonso Armada, pero también por civiles, políticos, empresarios, periodistas… “quienes habían puesto en marcha el ventilador para crear ese clima de ruido de sables”.
“El Rey le insiste (a Suárez), asegura Urbano, que son necesarios remedios extraordinarios. Y cuando Suárez le pregunta a qué se refiere, don Juan Carlos, tras hablarle de ministros inteligentes, de que la oposición le está tendiendo la mano, de que se olvide de sus sueños de grandeza..,., concluye: “Voy a serte franco, con otro hombre en la presidencia”. Suárez vuelve destrozado a Madrid. Se da cuenta de que le han encontrado sucesor”.
Pilar Urbano describe una atmósfera adversa a Suárez. Asegura que el Rey le dedica una frase de Abril Martorell: “Eres un arroyo seco”. Las discusiones entre ambos subieron de tono. El Rey le espeta a Suárez: “Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos… Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Su sucesor de Franco, sí, pero soy heredero de 17 reyes de mi propia familia (…) Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar”.
Otra de las escenas de alta tensión que narra Pilar Urbano es la ocurrida en el palacio de la Zarzuela (sede de la monarca): en medios de algunos militares, Suárez “advierte a los entorchados que Zarzuela no es el sitio para hablar; que si quieren, él los recibe en Moncloa, que es la sede del presidente de Gobierno. Milans dice a Suárez que por el bien de España debe de dimitir ya cuanto antes. Y es cuando Suárez pide al luego golpista que le dé una razón para ello. En ese momento, Pedro Merry Gordon seca del bolsillo una pistola Star 9mm, se la pone en la palma dela mano izquierda y mostrándola dice al presidente: “¿Le parece bien a usted esta razón?”. El Rey, en la escalera, le advierte (a Suárez): “¿Te das cuenta hasta dónde me estás haciendo llegar?”
El 27 de enero Suárez acude a la Zarzuela para comunicarle al Rey su decisión: renuncia al Gobierno. “Que me voy, señor (sentencia Suárez al Rey). Sí, he pensado muy seriamente que debo irme. Irme y, como decía Maura, que gobiernen los que no me dejan gobernar”. Asegura Urbano que Suárez sabía que se preparaba a sus espaldas una moción de censura en su contra, lo que hubiera significado su salida de la presidencia a petición del Congreso. Urbano asegura que el Rey no hizo el menor amago para que siguiera en el poder.
Urbano asegura que Suárez intentó revocar su dimisión como presidente para realizar “depuraciones en el ejército”, enfurecido, el Rey le dice: “¿Me estás amenazando so cabrón? (…) ¿Todavía no te has enterado de que ha sido a ti a quien le han dado el golpe? (…) No revoques tu dimisión. No intentes volver. Tienes que saber poner punto y final a tu propia historia”.