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El conjunto de cascadas está conformado por una amplia red de manantiales de aguas no termales, aunque sí muy efervescentes, que simulan estar a punto de la ebullición en las superficies por las cuales descienden a través de rocosos acantilados de más de 50 metros de altura.
Están compuestas por aguas sobresaturadas de carbonatos de calcio que emergen de pequeñas grietas o de fisuras que se han originado en los suelos calizos de la Formación Teposcolula, correspondiente al período Cretácico Superior, y que afloran en esta región, donde crean este espectáculo natural sin precedentes.
Hasta encontrar la desviación hacia Hierve el Agua. Una vez hecho esto, continuarás por un camino de terracería que atraviesa por dos pequeños poblados antes de llegar al parque.
Al llegar a Hierve el Agua se encuentra una pequeña caseta de cobro en donde se venden los boletos de entrada. El parque cuenta con estacionamiento y un área recreativa y de descanso.
El área cuenta con ojos de agua y manantiales de aguas cálidas cuya temperatura oscila entre los 22°C y 27°C; esta escurre por una salida de más de 200 metros de profundidad, donde va formando enormes estalactitas parecidas a las que se desarrollan en las grutas y ambientes subterráneos; sólo que éstas son creadas en la superficie terrestre y se aprecian desde gran distancia.
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