TEXAS. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó hoy a los familiares de las víctimas del tiroteo de la semana pasada en la base militar de Fort Hood a buscar consuelo en “el amor” por sus seres queridos para superar un ataque que ha “desgarrado heridas abiertas”.
En el servicio fúnebre por los militares muertos, desde el mismo lugar en el que ofreció consuelo a los familiares de las víctimas del tiroteo de noviembre de 2009 en Fort Hood, Obama lamentó que la tragedia haya vuelto a repetirse menos de cinco años después.
El presidente dedicó palabras a cada una de las víctimas mortales, entre ellas el sargento puertorriqueño Carlos Lazaney.
“Parte de lo que hace que esto sea tan doloroso es que ya hemos pasado por esto. Esta tragedia desgarra heridas que aún están abiertas desde hace cinco años”, aseguró el mandatario, que estuvo acompañado en la ceremonia por su esposa, Michelle.
Obama recordó también a los 16 heridos en el ataque, de los que cuatro continúan hospitalizados con pronóstico estable una semana después del tiroteo del 2 de abril, atribuido al soldado puertorriqueño Iván López, quien se suicidó después del suceso.
“Es el amor, puesto a prueba por la tragedia, lo que nos vuelve a reunir”, aseguró el mandatario sobre un escenario que mostraba las fotografías, botas, cascos y fusiles de los tres militares muertos.
“El amor soporta todo, cree en todo, espera todo, sobrevive a todo. El amor nunca termina”, agregó, antes de admitir que “no hay palabras que compensen el dolor” de los familiares y dirigirse por separado a las parejas, los hijos y los padres de los fallecidos.
Obama destacó que Lazaney, de 38 años, al igual que otro de los fallecidos, Daniel Ferguson, se unió al Ejército hace dos décadas, “en un tiempo de paz, y se quedó en él cuando la nación entró en guerra”, en las contiendas de Afganistán e Irak.
“Carlos, según uno de sus amigos, era el epítome de lo que querrías que fuera un líder en el Ejército”, aseguró el mandatario, que recordó también que Timothy Owens, la tercera víctima, que murió supuestamente cuando se acercaba a López para “tratar de calmarle” y convencerle de que dejara de disparar.
“Cada uno de ellos encarnó esos brillantes valores -la lealtad, el deber y el honor- que nos mantienen fuertes y libres”, añadió.
El mandatario pidió honrar a los fallecidos aumentando los esfuerzos “para cuidar a los estadounidenses que viven con una enfermedad mental, sean civiles o militares”, y se comprometió a asegurarse de que “nunca se estigmatiza a aquellos que tienen la valentía de buscar ayuda”.
El autor del tiroteo, que fue conductor de camiones en Irak durante cuatro meses en 2011, estaba siendo evaluado para determinar si padecía trastorno de estrés postraumático, una dolencia muy extendida entre los soldados a la vuelta de un conflicto.
Su padre, Iván López, dijo la semana pasada desde Puerto Rico que su hijo no podía encontrarse en “su sano juicio” cuando emprendió el tiroteo porque “él no era así”, y estimó que el fallecimiento de su madre y su reciente traslado pudieron haber influido en su conducta.
Al parecer, el soldado comenzó a disparar tras una fuerte discusión con el personal de recursos humanos del centro, cuando fue a pedir un permiso por asuntos familiares y le emplazaron a que volviera al día siguiente.
En su discurso, Obama también subrayó que los tres sargentos fallecidos “fueron miembros de una generación que ha llevado la carga de la seguridad” de Estados Unidos “en una década de guerra”.
“En una era en la que cada vez menos estadounidenses conocen a alguien que lleve uniforme (militar), cada estadounidense debe ver a estos hombres y mujeres, a nuestra generación del 11 de septiembre (de 2001), por lo que son: líderes”, afirmó.
Por tanto, instó a dar la bienvenida a los veteranos que regresan de Afganistán “mostrándoles que no sólo les necesitamos para luchar en otros países, sino para construir el nuestro”.
La ceremonia en Fort Hood fue la primera parada de Obama en un viaje de dos días a Texas, en el que hoy tiene previsto asistir a dos actos de recaudación de fondos para el Comité Nacional Demócrata en Houston y mañana pronunciará un discurso en Austin con motivo del 50 aniversario de la firma de la Ley de Derechos Civiles.
A su llegada al aeropuerto de Houston, Obama y su esposa fueron recibidos por el expresidente George H. W. Bush (1989-1993), quien les saludó desde su silla de ruedas y conversó con ellos durante varios minutos.