Lo que inició como una charla entre amigos en Facebook, ahora se transformó en el proyecto Café Pendiente, adoptado por 415 establecimientos en México en donde los clientes pagan anticipadamente un café o alimento a personas en situación de calle o que no tienen recursos.
“Descubrí la iniciativa en un cuento que se volvió viral sobre cómo pasa esto en Italia, lo platiqué con unos amigos, pero no pasó nada. En septiembre vuelvo a ver la publicación y me pongo a investigar, vi que en México había una página en Facebook que nadie había movido, mientras que en Argentina tenía 40 mil likes, así que me puse a trabajar”, explicó a VIDA+ la fundadora de la campaña, Fabiola Kun.
El cuento escrito por el italiano Luciano de Crescenzo tiene lugar en el Nápoles del siglo XVII, en el barrio obrero de Sanita donde anidaba la pobreza.
En ese poblado, cuando alguien estaba feliz después de que algo bueno hubiese pasado, en lugar de pagar un café, pagaba dos, el suyo y el del siguiente, dejando sobre la mesa el dinero para un indigente o un vagabundo. “Era como la compra de un café a la humanidad”, se lee en la descripción de Crescenzo.
Más de 14 mil cafés mensuales
En el Nápoles pero de 2008 nace Café Pendiente, luego se replicó en Francia, España, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú, Costa Rica y Venezuela.
A México llegó el proyecto en abril del 2013 pero tuvo poco impacto. Sólo participaban 10 establecimientos del DF, Guadalajara y Tijuana.
Fabiola relanzó la iniciativa en Facebook cinco meses después, y en septiembre Café Pendiente México contaba con una estructura basada en la experiencia argentina: redes sociales y un website con instructivo, logotipo, pósters, lista de los lugares y una carta de principios.
De 13 a 20 establecimientos se suman cada semana a la iniciativa; se reparten 14 mil 500 tazas de café mensuales.
Tan sólo 402 se ubican en el Valle de México, pero también los hay en Guadalajara, Monterrey, Jalisco y la Comarca Lagunera.
“Las redes sociales la han impulsado, es totalmente social, no hay portavoces famosos y la respuesta ha sido maravillosa”, expuso.
Un cambio de cultura
El mayor reto de la iniciativa, dice Fabiola, es que logre trascender más allá de una moda y se mantenga como una campaña.
“El movimiento es simple: tú das dinero y luego el café, comida o postre puede llegar al joven que vendía chicles mientras tomabas café, es un cambio de cultura con la gente que antes era invisible”, añade.
¿Cómo sumarse a la iniciativa?
Para participar, las cafeterías tienen que mandar un correo electrónico a hola@cafependiente.org.mx para recibir un manual que explica a detalle de lo que trata esta iniciativa, un documento de principios que se deberá firmar y tomar una foto para enviarla, un instructivo, logo y vales.
El logo debe colocarse en una pizarra donde se anotan cuántos cafés pendientes están disponibles, cuántos han sido dados y el total desde que iniciaron.