El Vaticano respondió el martes a la última ronda de investigaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre sacerdotes pederastas indicando que aunque es responsable de hacer cumplir un tratado del organismo mundial contra la tortura, esa responsabilidad se limita solamente a la pequeña ciudad-estado del Vaticano.
La Santa Sede emitió una declaración en ese sentido antes de la audiencia del 5 y el 6 de mayo, que seguramente analizará la impotencia vaticana para evitar que el clero agrediera sexualmente de víctimas en todo el mundo. Otra comisión de la ONU interrogó a la Santa Sede en enero sobre esos abusos.
En un indicio de que intentará limitar su responsabilidad, el Vaticano dijo que firmó en 2002 el tratado contra la tortura “exclusivamente en nombre y en representación de” las 44 hectáreas de la Ciudad-Estado del Vaticano, donde viven menos de mil personas.
La Santa sede agregó que ha cumplido “sus obligaciones en nombre de ese estado”.