En México, el desequilibrio que hay entre la oferta y la demanda laboral hace que las organizaciones descuiden el vínculo socioemocional con sus trabajadores a pesar de saber que éste les puede reportar importantes beneficios, alertó el experto Emmanuel Martínez Mejía, de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Expuso que no hay incentivos de mercado para que la adherencia organizacional resulte redituable para los empleadores; de hecho, son pocos los procesos de desarrollo organizacional, producción o de generación de servicios en donde se fomente el contacto psicológico con los empleados.
Señaló que es en la convivencia diaria con los jefes donde se lanzan mensajes de los que las personas obtienen conclusiones y se genera una dinámica social y el vínculo emocional que involucra aspectos como la confianza, la reciprocidad, la lealtad y la permanencia.
El término adherencia, explicó, se ha utilizado como sinónimo de compromiso, implicación, identificación, pero básicamente se refiere a las características de la relación que puede haber entre una persona y la organización donde trabaja; se refiere al vínculo socioemocional.
Las características o dinámica de la adherencia organizacional como vínculo socioemocional se pueden abordar desde la relación de variables: percepción de apoyo organizacional, autoeficacia y el contrato psicológico.
La primera se refiere al lazo emocional, la segunda a un deber ser y la tercera a la conveniencia económica o de algún tipo de interés, es decir, qué tanto continúo en una organización porque me da lo que quiero o me resultaría difícil irme y conseguir otro trabajo.
El contrato psicológico es una variable clave para el modelo porque va más allá del formal escrito con obligaciones y derechos; se refiere a los procesos mentales en términos de las creencias de las personas sobre supuestas obligaciones adquiridas.
Asimismo, impacta en la productividad, porque esta relación puede motivar, por ejemplo, a realizar una tarea en una hora, cuando antes el empleado ocupaba cinco; a persistir hasta alcanzar una meta; a cuidar y optimizar los recursos de la organización y, al ser cada vez más eficaz, alcanzar y mejorar parámetros de calidad.
Además, la entidad se beneficia porque hay mayor permanencia, menos rotación de personal y se generan relaciones de confianza y reciprocidad.
En los empleados, resaltó, esta situación permite evaluar en cualquier momento qué tanto la agrupación a la que pertenecen realmente cuida su bienestar y los apoya. Al mismo tiempo, pueden medir sus logros y buscar la posibilidad de capacitarse para crecer profesionalmente.
Advirtió que la falta de adherencia organizacional puede impactar en aspectos tan sencillos como el buen desempeño, ocultar información, llegar tarde al centro de trabajo o faltar, así como acumular tensión emocional y derivar en estrés sostenido y agotamiento laboral.