Nuevos vientos parecen soplar para la llamada “Banca del Subdesarrollo”, la cual está integrada por Nacional Financiera, Bancomext, Banobras, Sociedad Hipotecaria Financiera, Bansefi, Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (antes simplemente Finrural), Fira, Focir y hasta Banjército.
Supuestamente, nada más supuestamente, son vientos favorables porque el mandato del presidente Enrique Peña Nieto a estas instituciones es otorgar más financiamiento directo e inducido al sector privado, y más barato, lo que habría que aplaudir. Sin embargo, los especialistas en la materia apuntan que se podrían registrar algunas ráfagas de viento y hasta tornados, que al final del sexenio podrían provocar severos daños en las finanzas públicas. Pero vayamos por partes, como diría Jack, no Jacques Rogozinski (actual director de Nacional Financiera), sino El Destripador.
Según la Secretaría de Hacienda, el año pasado los mencionados bancos de fomento otorgaron financiamiento directo e inducido (el que ofrecen los bancos comerciales con garantía de los bancos de fomento) al sector privado por más de un billón de pesos, lo que representó un crecimiento superior a 14% con relación a un año antes. Y promete que en el 2014 habrá más, mucho más dinero que servirá para detonar obras, potenciar al campo y las exportaciones, así como respaldar proyectos productivos de empresas y emprendedores mexicanos.
La cifra mágica de un billón de pesos incorpora el saldo de crédito directo, las garantías sin fondeo, el crédito otorgado por los intermediarios financieros privados respaldado con garantías de la banca de desarrollo, la tenencia de bursatilizaciones y el capital de riesgo otorgados al sector privado por los bancos de desarrollo, la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (antes Financiera Rural), los fideicomisos de fomento sectorizados a la SHCP, así como los proyectos financiados en México por el North American Development Bank (Nadbank) que son las instituciones incluidas en el Programa Nacional de Financiamiento para el Desarrollo (Pronafide) como banca de desarrollo.
Pero lo que no dijo Hacienda es que la cartera vencida de varios de los bancos mencionados ha venido creciendo de manera importante (en algunos hasta tres veces más, dicen los que saben), y acumula cientos de miles de millones de pesos, lo que obviamente resulta preocupante. ¿Y por qué el crecimiento?, preguntan los analistas bisoños. ¡Por la flexibilidad, papá! Por la mayor flexibilidad en el otorgamiento de créditos. ¿Y eso es bueno o malo?, cuestionan aquellos. ¡Pues depende! Depende de la calidad de los créditos, de las empresas a las que se está financiando, de las garantías que se tengan y de otros factores. Si la economía no crece este año más allá de 3%, muchos van a dejar de pagar y en la… torre. Acuérdense de la catástrofe financiera de los bancos de fomento cuando Carlos Salinas de Gortari ordenó la brutal expansión crediticia a través de las “uniones de crédito”, apuntan los escépticos.
¡Y nosotros que pensamos que el PRI del Siglo XXI había ahuyentado al fantasma de aquella crisis!, exclaman algunos especialistas. ¡Pues se equivocan porque podría regresar, reviran los malosos. Aunque no la partida secreta (Luis Téllez dixit), auguran otros. ¿De qué estamos hablando? ¿De los “bancos del subdesarrollo” o del “señor licenciado”? Preguntan los bisoños. Pues de los dos, ¿no? ¡Ah, bueno!
AGENDA PREVIA
Tratando de lograr un acuerdo fast track en la demanda de dumping en los precios del azúcar que México exporta a Estados Unidos, que presentaron los azucareros norteamericanos, la delegación mexicana planteó en la audiencia preliminar celebrada el viernes pasado que en lugar de los 2.5 millones de toneladas del “polvito vacilador” (porque da mucha energía a quienes lo consumen, ojo) que se venden al mercado norteamericano, sólo se enviarán 1.5 millones. Unas 700 mil toneladas (o más, dependiendo de la producción nacional) se colocarían en el mercado mundial; de 250 mil a 300 mil toneladas se destinarían a la elaboración de etanol, proyecto que para algunos especialistas es algo así como una broma cruel, por no decir una “vacilada”.