Con la salida del entrenador del Manchester United, David Moyes, el futuro de Javier Hernández, El Chicharito, se torna incierto pues de una situación prácticamente definida en la que no entraba en los planes y estaba prácticamente en remate para el mercado de verano, ahora tendrá que esperar a ver si entra en los planes del que sea nombrado como nuevo entrenador.

 

Que entre en planes no significa que vaya a jugar, como ocurrió cuando no dejó al equipo en el mercado de invierno pasado, lo que sí sería un hecho si otro equipo lo contrata, así que el mexicano tiene una difícil decisión que tomar.

 

Hernández mismo había dejado entrever su salida, tras no contar prácticamente con minutos bajo el mando de Moyes, aunque hay que decir que El Chicharito perdió la titularidad en el último año de Alex Ferguson.

 

El mexicano, como es su costumbre, se mantuvo anotando goles en los pocos minutos con los que contó, pero sin lograr la confianza de un entrenador desesperado que no encontró nunca como hacer funcionar a un equipo que venía de ser campeón.

 

El United nombró como entrenador interino al mediocampista en activo del equipo Ryan Giggs, situación no tan extraña en Inglaterra en donde en el Chelsea Ruud Gullit y Gianluca Vialli desempeñaron al mismo tiempo funciones dentro y fuera de la cancha, no sólo como interinos, sino llevando al equipo a conquistar tres títulos.

 

Pero parece improbable que se vuelva a repetir la situación y ya se bajaran nombres como el de Louis van Gaal, seleccionador de Holanda, y el francés del París Saint-Germain Laurent Blanc.

 

Moyes no tiene buena relación con el plantel, no sólo con Hernández, quien se maneja con mucha discreción siempre, pero explotó recientemente, en febrero pasado, cuando posteó en su cuenta de Instagram que el tiempo de hablar ya vendría.

 

Hernández decidió permanecer en el United y luchar por su puesto pese a que existían ofertas de seis clubes de España, Italia, Francia y Alemania para hacerse con sus servicios.

 

El escocés llegó al club enfrentado con su principal estrella, el inglés Wayne Rooney, con quien había mantenido en el pasado un litigio en los tribunales por una biografía del futbolista en la que revelaba algunas conversaciones privadas entre ambos.

 

Con los resultados grises llegaron además las críticas públicas de otros jugadores de la plantilla.

 

En febrero, tras perder por 2-0 ante el Olympiacos en Grecia, el holandés Robin Van Persie cargó contra la táctica de su entrenador.

 

“Mis compañeros ocupan a veces los espacios donde yo quiero jugar. Eso me obliga a ajustar mis carreras en función de las posiciones que ocupan los demás. Desafortunadamente, muchas veces están jugando en mis zonas”, se justificaba el holandés tras la derrota.

 

Meses antes, futbolistas veteranos de la plantilla como el central inglés Rio Ferdinand ya habían aireado algunas diferencias con el técnico.

 

“Este entrenador es algo diferente, no nos da el once inicial con antelación. El antiguo entrenador (Ferguson) sí lo hacía y eso te permitía saber si ibas a jugar. Entonces podías llegar al día del partido con algo más de intensidad”, sostenía Ferdinand a principios de diciembre, poco después de perder 0-1 ante el Everton en Old Trafford.

 

David Moyes tampoco ha mantenido una relación idílica con los medios británicos, que lanzaron críticas sobre él ya durante el mercado de verano.

 

Fueron censuradas las gestiones del escocés para fichar a Cesc Fàbregas cuando el español no tenía intención de dejar el Barcelona.

 

El fichaje del también español Thiago Alcántara por el Bayern Múnich se vivió además como una decepción en Old Trafford, mientras que el culebrón para tratar de llevarse del Everton al belga Marouane Fellaini y el inglés Leighton Baines también dejó tocada la imagen de Moyes, que cierra su proyecto en Manchester más de cinco años antes de lo previsto.