RIO DE JANEIRO. Una favela de Río de Janeiro se tornó violenta tras la muerte de una popular figura local, presumiblemente a manos de la policía. Los vecinos cerraron calles, lanzaron botellas de vidrio y explosivos de fabricación casera hacia una transitada vía en la zona turística de Copacabana.
Se escucharon intensos tiroteos cuando los miembros de una fuerza policial de élite entraron en la favela de Pavao-Pavaozinho, que se ubica a unos cuantos cientos de metros de donde se realizarán eventos olímpicos en 2016.
“La situación fue normalizada con la llegada de refuerzos policiales que permanecerán por tiempo indeterminado”, afirmó el comandante de las Unidades de Policía Pacificadora de Río de Janeiro, coronel Frederico Caldas, en declaraciones a periodistas.
Es el más reciente brote de violencia que se registra en una de las favelas “pacificadas” de Río, zonas marginales que por décadas fueron controladas por bandas de narcotraficantes.
La policía inició en 2008 un ambicioso programa de seguridad para expulsar a las pandillas de las favelas y estableció puestos permanentes en ellas. El programa era parte del plan de seguridad con vistas a la Copa del Mundo que se celebra en junio y los Juegos Olímpicos de 2016 que se celebrarán en la ciudad.
Hasta el momento, se han creado 37 de esas unidades policiales de pacificación que cubren un área con una población de 1.5 millones de personas. Pero ha habido constantes quejas de tácticas policiales con exceso de fuerza que han causado la muerte de pobladores.
El cadáver de Douglas Rafael da Silva Pereira, de 25 años, fue hallado en la favela. Era un personaje conocido en la comunidad, ya que era bailarín en un programa de TV de la cadena Globo. Las circunstancias de su muerte no son claras, pero los habitantes culpan a la policía.
“La policía golpeó a mi amigo hasta la muerte, tal como ha torturado y matado en otras comunidades”, dijo Johanas Mesquita, de 23 años, habitante de Pavao-Pavaozinho. “Este plan de pacificar las favelas es un fracaso, la violencia de la policía simplemente está remplazando la de los narcotraficantes”.
Luego del hallazgo del cadáver, jóvenes molestos comenzaron a prender fogatas por la favela y a arrojar explosivos, botellas y otros objetos a las principales avenidas de Copacabana. Los policías entraron en la favela y se escucharon por lo menos tres balaceras prolongadas, presumiblemente entre los agentes y los narcotraficantes que siguen teniendo presencia en el barrio marginal.
No había reportes de muertes o lesiones por los sucesos.
En meses recientes, las bandas de narcotraficantes han atacado los puestos policiales, lo que las autoridades dicen es un intento de impedir la expansión del programa de pacificación y de recuperar lucrativo territorio para venta de drogas.