Internet ha llevado la velocidad de la comunicación a la categoría de la inmediatez. La interacción entre un emisor y un receptor a través de un hilo conductor de intercambio de ideas -mensaje- es prácticamente instantánea.

 

La televisión hizo lo mismo hace más de 60 años en el ámbito de la información, lo cual la convirtió en un medio muy poderoso para hacer opinión pública pero desde una trinchera unilateral. Es decir, desde una plataforma en la cual un emisor emitía un mensaje o juicio de forma subjetiva quedando el receptor sin posibilidad de interactuar.

 

Al ser inmediato el proceso de comunicación en el mundo ‘triple w’, Internet se convierte en una plataforma de riesgo para diversos grupos de poder, pues ofrece a la gente la posibilidad de crear opinión pública y sobre todo de organizarse en torno a una causa.

 

Querer limitar el uso de Internet o, peor aún, pretender regularlo con intenciones de censura, es una muestra de pánico por parte del poder.

 

La plataforma tecnológica del mundo ‘triple w’ está al alcance prácticamente de cualquiera, los que no están tan visibles son los liderazgos que podrían aprovechar Internet para hacerla una verdadera arma contra los poderes perniciosos que obstaculizan el desarrollo de México.

 

Y cuando hablo de liderazgos no sólo me refiero a quienes encabezarían movimientos sociales que, a través de imaginación y creatividad, inteligencia pues, alcanzarían objetivos orientados a la evolución social. Me refiero también a la gente, a la capacidad necesaria para no sólo atender el llamado a luchar por una causa, sino a convocar, a ‘viralizar’, la misma causa para atraer a más personas y hacer un frente común.

 

El poder de Internet como un medio no sólo creador de opinión pública sino como plataforma de movilización social se compromete en un país ‘narcotizado’ por los contenidos de los mass media, en específico de la televisión.

 

La mitad de la población de México, de acuerdo con la UNESCO, prefiere ver la televisión a leer un libro. Más del 35% de los mexicanos nunca han terminado de leer un libro completo. Esto es un indicador que revela que la verdadera Secretaría de Educación Pública, durante más de 60 años, ha sido el monopolio televisivo.

 

Así el contexto, ¿qué clase de liderazgos sociales y qué capacidad de organización real tendremos la mayoría de los mexicanos para defendernos de los abusos y excesos de monopolios, de la clase política, de las iniciativas retrógradas y limitativas del desarrollo social… de la tiranía dictatorial de los fomentadores de la ignorancia?

 

Los mexicanos pagamos tarifas exageradamente caras por servicios de telefonía patéticos, por servicios de Internet francamente bananeros y las quejas son las mismas en Twitter y Facebook. ¿Qué hacen los monopolios? Contratar un grupo de jovencitos pomposamente llamados Community Managers para hacer la finta que atienden las quejas de los usuarios molestos.

 

Miles se quejan en las mismas redes sociales de los impactos negativos que tendrán las iniciativas de reforma. Se dictaminan en el Congreso y miles de personas desfleman su ira en el mundo ‘triple w’ y… al día siguiente el tema -trend topic- se olvida.

 

Nadie hace grupo. Muy pocos entienden la lógica del trabajo en equipo y la contundencia del principio ‘la unión hace la fuerza’. El hombre-masa está aislado. Vive la realidad contemplándola desde una isla. Es un producto terminado de la televisión. Un soldado de la verdadera educación pública mexicana.

 

¿Qué hacer? Empezar a observar con el oído, a escuchar con los ojos y a actuar con el espíritu. Dejar de quejarse y empezar a actuar con ideas innovadoras, no a la usanza de las maniqueas movilizaciones tan latinoamericanas que en México solo le hacen el caldo gordo a los Pejes, a los Martís, a los Bejaranos, a los Noroñas… y flaco favor a las causas sociales.

 

México necesita ideas inteligentes y propositivas en un bloque común para defender Internet y toda la causa nacional. No necesita quejas de cafecito en redes sociales con un hashtag (#). Despepitar ira y no trascender acciones a través de Internet es vivir en el tercermundismo ‘triple w’.

 

VENTANA

 

Al ser inmediato el proceso de comunicación en el mundo ‘triple w’, Internet se convierte en una plataforma de riesgo para diversos grupos de poder, pues ofrece a la gente la posibilidad de crear opinión pública y sobre todo de organizarse en torno a una causa.