El papa emérito, Benedicto XVI, reapareció hoy, tal y como estaba previsto, en la ceremonia de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II.
Lo hizo media hora antes del inicio de la ceremonia, a las 10.00 hora local (08.00 GMT) vestido completamente de blanco y con su mitra.
A su llegada fue recibido por un caluroso aplauso y saludado por las autoridades que llegaban a la zona preferencial para concelebrar la ceremonia.
El papa teólogo se sentó entre los cardenales, a la izquierda del altar mayor en el que el papa Francisco oficiará el rito de ascensión a los altares de sus predecesores Juan XXIII y Juan Pablo II.
Se trata, según ha venido refiriéndose, de un acontecimiento histórico dado que en la misma plaza, dos pontífices vivos -uno en el cargo y otro jubilado- presencian la santificación de otros dos pontífices tan cercanos en el tiempo.
Respecto a la presencia de Ratzinger en el acto, no fue hasta ayer sábado cuando el portavoz vaticano, Federico Lombardi, confirmó su asistencia.
Y es que Joseph Ratzinger, que cumplió la pasada semana 87 años, vive tras su renuncia, el 28 de febrero de 2013, en un monasterio en los jardines vaticanos, y durante este año ha aparecido en varias ocasiones junto con Francisco.
Desde aquel día, el ahora papa emérito ha decido pasar a un segundo plano, tal y como anunció durante su renuncia sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia Católica.
El pasado mes de febrero, Benedicto XVI participó también en el primer consistorio de Francisco, en el que se crearon diecinueve nuevos cardenales.
No obstante, en este primer año de pontificado del argentino, han sido múltiples las visitas y llamadas telefónicas entre ambos papas.