William Shakespeare —que el pasado 23 de abril cumplió 450 años— empleó cualquier cantidad de recursos literarios para dirigir la trama de sus obras, pero algunos destacan más que otros, ya sea por su creatividad o por su repetición. Este último caso es el de las pociones de las que echan mano sus personajes para distintos objetivos.

 

El padre de Hamlet fue envenenado por una sustancia vertida en su oído mientras dormía; Julieta ingirió un narcótico para fingir su propia muerte; Titania se enamoró de un hombre con cabeza de asno sólo después de haber vertido en sus ojos el jugo de una flor.

 

Sin embargo ahora, cientos de años después, ¿se sabe cuáles son esas sustancias a las que se refería el dramaturgo y si éstas causarían el efecto indicado?

 

La muerte entra por…

 

Cuenta el padre de Hamlet: “Durmiendo en el jardín, como era mi costumbre por la tarde, tu tío a esa hora insospechada, se acercó sigiloso con un frasco de esencia ponzoñosa y vertió en los portales de mi oído el tósigo ulcerante, cuyo efecto a la sangre del hombre es tan hostil…”.

 

De acuerdo con la BBC, en 1950, un especialista en anatomía del oído analizó si era posible o no envenenar a alguien a través del oído sin que la víctima sintiera nada como para no despertar.

 

En un trabajo titulado “Shakespeare en el oído, nariz y garganta” el especialista concluyó que, debido a que el asesinato tuvo lugar en una “hora tranquila” y que el rey se encontraba “saciado de pan”, podría encontrarse sumido en un profundo sueño.

 

De esta manera, si la sustancia hubiera sido aceitosa y el frasco hubiera estado a temperatura ambiente corporal porque Claudio (el asesino) lo tenía en su mano, puede ser que el rey permaneciera dormido mientras el líquido se vertía en su oído.

 

Hay una sustancia a la que Shakespeare se refiere como “hebenon” y las plantas candidatas son conium, diospyros, tejo, belladona y beleño negro (también llamada “matagallinas”).

 

El beleño negro (mata gallinas) pertenece a la familia de la papa, el tabaco y el; se usa en pequeñas cantidades para tratar diferentes desórdenes gastrointestinales por su capacidad de frenar los movimientos estomacales.

 

Si su componente principal, la hyosciamina, se transformara en un potente extracto concentrado, podría resultar fatal tanto para humanos como para gallinas.

 

De acuerdo con la descripción de Shakespeare sobre los síntomas que sufrió el rey al ser envenenado, sólo serían candidatas posibles el beleño negro y el tejo porque actúan con mucha rapidez.

 

Shakespeare dice que el rey sufrió “una vil y repugnante corteza, todo mi suave cuerpo”; sin embargo, ninguno de estos venenos afectaría la piel.

 

 

Investigadores como David Macht, de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, investigó este tema hace más de un siglo y concluyó que esta corteza repugnante no era más que una licencia poética de Shakespeare.

 

En 1918, Macht estudió la absorción de drogas a través de diferentes partes del cuerpo y estaba tan decidido a descubrir si el padre de Hamlet podría haber sido envenenado por el oído que llevó a cabo sus propios experimentos.

 

En una serie de pruebas, aplicó a perros diferentes sustancias por diferentes orificios y midió el tiempo y velocidad de aparición de los síntomas. Así descubrió que cuando una droga se administraba por la uretra, causaba vómitos en tan sólo unos minutos, mientras que tardaba 30 minutos o más si se lo hacía por la vejiga.

 

No obstante aún quedan dudas de que el veneno actuara con tal rapidez, a menos que la membrana del tímpano en el interior del oído hubiera estado dañada de alguna forma.

 

En un estudio mucho más reciente (2002), relata la BBC, el investigador argentino Basilo Aristidis Kotsias se preguntó si Claudio, el hermano de Hamlet, estaba al tanto de que el rey sufría de pérdida de la audición y dedujo que un oído dañado sería la ruta ideal para el veneno.

 

… Y el amor entra por los ojos

 

Otro caso aparece nuevamente en “Sueño de una noche de verano” cuando Titania, reina de las hadas, es narcotizada por orden del rey de las hadas. La engañan para que se enamore de la primera persona que vea al despertar, y el afortunado fue un campesino con cabeza de asno.

 

Edward Tabord cita en su obra sobre hierbas isabelinas desde semillas de ortiga hasta batatas para inducir la lujuria, pero, en este caso, Shakespeare nombra a la viola tricolor o pensamiento silvestre.

 

Esta contiene numerosas sustancias activas que incluyen flavonoles, ácidos carbólicos y taninos.

 

Si bien existe en la medicina popular el uso de la flor -también conocida en inglés como “amor por la pereza”- contra el asma y demás problemas respiratorios y su alto contenido de sustancias llamadas saponinas y mucílagos le dan propiedades diuréticas, no existe nada que sugiera que puede hacer que alguien se enamore.

 

 

Soñar con la muerte

 

En la historia de Romeo y Julieta, ésta última toma una droga misteriosa en un intento de engañar a su familia haciéndose pasar por muerta, un plan que resultó totalmente contraproducente ya que Romeo la halló y se suicidó.

 

Fray Lorenzo le dio la sustancia y dijo:

 

“Y en esta simulación de muerte consumida

permanecerás cuarenta y dos horas,

y despertarás luego como de un sueño plácido”.

 

Esta podría haber sido Atropa belladonna, también conocida como hierba del sueño.

 

En 1597, John Gerarde escribió en su libro “Historia general de las plantas” que una pequeña cantidad causa locura, una cantidad moderada causa un sopor mortal y demasiada puede matar.

 

Otra opción son las semillas de junco agrupado (Scirpus holoschoenus), también llamado “mata leopardos” porque se creía que podía matar panteras y lobos, pero no humanos.

 

Sin embargo, ninguna de estas induciría un coma con ritmo cardíaco tan bajo que se confundiera con la muerte.

 

Después de todo, tal vez nunca se llegue a saber a qué sustancias se refería Shakespeare y si ésta eran reales o no, y de serlo, si causarían el efecto deseado tal y como lo describió el dramaturgo.

 

“Y tal vez sea mejor así. Después de todo, él creó una colección de obras y sonetos que exploran la condición humana y perdurará en el tiempo, no una enciclopedia de plantas y hierbas”, agradece la BBC en su texto para recordar a uno de los mayores escritores de la literatura universal.