Las mujeres siempre han sido protagonistas en todos los ámbitos de la historia. Por supuesto que no podían fallar como lobas de mar.

Desde la Antigüedad, en el Mediterráneo y mar del Norte, en el Báltico, en el Adriático, en las aguas americanas, en el mar del Japón, en China Meridional y por supuesto también en los archipiélagos de Indonesia. Hasta hace poco se descubrió la presencia de féminas en barcos piratas malayos y filipinos, armadas y dispuestas a atacar. Ambos hechos fueron considerados insólitos por la prensa, pero la verdad es muy distinta, porque siempre ha habido mujeres del otro lado de la ley, como malhechoras, bandidas, mafiosas y piratas.

En la historia de la piratería surgieron mujeres piratas de muy diferentes extractos sociales; algunas de ellas habían sido esclavas, prisioneras, prostitutas, sirvientas, delincuentes, campesinas, marginadas o simplemente aventureras. También las hubo nacionalistas, perseguidas, exiliadas, renegadas o herejes. Hubo féminas de origen burgués, hijas de comerciantes, e incluso princesas y reinas. En definitivo, siempre ha habido mujeres piratas en todas las épocas. ¡No es sorpresa! Algunas de ellas son:

Artemisa I de Halicarnaso (480 a. C): Reina y corsaria, que se alió con Jerjes II en Salamina para luchar contra los griegos. De ella diría el rey persa que era la mejor de sus capitanes al mando de las galeras de su reino. Artemisa uso estandartes griegos o persas en función de sus intereses.

mujerespiratas

Alwilda (Siglo 1): Bella princesa guerrera sueca. De ella se cuenta que para no casarse con un príncipe danés, la princesa huyó de su casa y se puso al mando de una tripulación de mujeres junto a su hermana, dedicándose al abordaje de barcos y poblaciones costeras de Dinamarca.

Jeanne de Belleville (1300 – 1359): Conocida también como Juana de Clisson. Fue una noble francesa que se convirtió en corsaria en el siglo XIV para vengar la muerte de su marido, luchando contra el rey Felipe VI de Francia.

Grace O’Malley (1530 – 1603): Conocida como Gráinne; fue reina de Umaill –territorio al oeste de lo que hoy es Country Mayo, Irlanda–, hija de un capitán de navío y jefe del clan irlandés. Su familia contaba con una flota marítima que se dedicaba al comercio, a la pesca y, cuando convenía, ejercían de piratas.

Mary Read (1697 – 1721): fue una mujer inglesa que es recordada como una de las dos únicas mujeres que se tiene conocimiento, de haber sido declaradas culpables de piratería en el siglo XVIII. La otra mujer pirata fue su compañera Anne Bonny. Juntas operaban en el mar Caribe y fueron capturadas por órdenes del gobernador de Jamaica. En 2007 se publicó un libro basado en ella, llamado Mary Tempestad, de Alaín Surget.

Fanny Campbell (siglo XVIII): Nacida en Massachusetts, hija de un comerciante, y valiente experta en armas. Su amor por William Lovell, que estaba preso en Cuba, la motivó a ir allá para liberarlo. Vistiéndose de hombre y aceptando el cargo de segundo oficial en el bergantín Constance, se apodera del barco tras un motín y se convierte en pirata, navegó por el mar Caribe.

Ching Shih (1785 – 1844): Violenta, inteligente y manipuladora pirata cantonesa, que al parecer había sido prostituta, fue mujer de un famoso corsario, Zheng Yi. Atacaba las poblaciones de la costa de China meridional en torno a Cantón, asaltaba barcos de cualquier bandera, enfrentándose y derrotando en ocasiones a la flota imperial china. Prohibía el maltrato y la violación de las mujeres, por lo que se le considera, como feminista.

Ahora se sabe que ni el pirata Morgan, ni el pirata Drake, o el pirata Barbarroja, fueron los filibusteros más temidos, en realidad la número uno fue Ching Shih; una mujer, que por cantidad y calidad fue la mejor.

 

 

VISITA EL FANZINE