La reforma fiscal aprobada ha debilitado a la economía mexicana, ante lo cual es momento de discutir posibles modificaciones al sistema tributario, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En su reporte semanal “Análisis económico ejecutivo”, afirma que se ha reducido la posibilidad de lograr la meta oficial de crecimiento económico de 3.9 por ciento en este año, y en algún momento las autoridades tendrán que corregir a la baja su estimación.
“No hay duda de que este es un buen momento para llevar a la mesa de discusión posibles adecuaciones a la política fiscal que verdaderamente estimulen la demanda agregada”, argumenta el organismo de investigación del sector privado.
En su opinión, esto se logrará no a través del gasto público en consumo, sino que es necesario canalizar una mayor proporción a inversión, que es la que más empleo genera, fortaleciendo la capacidad adquisitiva de las familias, y la mejor manera de reducir la pobreza.
Señala que durante febrero pasado, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró un incremento anual de 1.74 por ciento, como lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al cierre de la semana pasada.
Este comportamiento, agrega, parece estar en línea con lo anticipado por especialistas privados en la encuesta reciente de expectativas del Banco de México (Banxico), de un avance ligeramente por arriba de 2.0 por ciento para todo el primer trimestre, lo que acercaría a la posibilidad de un crecimiento de 3.0 por ciento para todo el año.
Sin embargo, precisa el CEESP, permanecen señales de que la actividad económica sigue debilitada y con pocas posibilidades de que vaya a mejorar significativamente en los próximos meses.
Para el organismo, esto podría ser un elemento para que la media del pronóstico de crecimiento de los especialistas del sector privado que participan en la encuesta de Banxico se siga ajustando a la baja para ubicarse, seguramente, ya por debajo de 3.0 por ciento para 2014, como algunos ya lo han anticipado.
Aunado a esto, apunta, comienzan a materializarse los efectos negativos que se anticipaban de la reforma fiscal aprobada por el Congreso: debilitamiento del consumo y de la inversión privada.
Advierte que en las autoridades aún no hay indicios de que intenten modificar su pronóstico de crecimiento de 3.9 por ciento, confiados, quizá, en que la aprobación de las leyes secundarias de las reformas darán un nuevo impulso a la economía en la segunda mitad del año.
El organismo estima que posiblemente también pueden estar considerando un repunte en el ritmo de avance de la economía en marzo, como consecuencia del efecto de Semana Santa.
No obstante, estima, para que este incremento tuviera un efecto importante en el crecimiento del primer trimestre, debería estar por arriba de 3.0 por ciento, y aunque esto fuera posible, el efecto de Semana Santa implicaría un sesgo a la baja en el comportamiento del segundo trimestre del año.
Si bien el comportamiento del IGAE durante febrero mostró una modesta mejora, habrá que esperar al 23 de mayo, cuando el INEGI dé a conocer el resultado de la economía en el primer trimestre, y éste confirme una tendencia más cercana a 3.0 por ciento para todo el año, reduciendo notoriamente la posibilidad de lograr la meta oficial de 3.9 por ciento.
Bajo este entorno es un hecho que en algún momento las autoridades tendrán que corregir a la baja su estimación, pero lo interesante será escuchar los argumentos que utilizarán para hacerlo.
Ello porque “es claro que el origen de esta debilidad está en la economía interna, y en mucho responde a los efectos negativos que se han ido corroborando provenientes de la reforma fiscal”, la cual en su opinión, “ha sido uno de los factores más importantes del debilitamiento de la economía mexicana”.
Sin embargo, lo que puede ser más interesante, son las medidas que el gobierno pudiese anunciar para estimular la actividad productiva del país, entre las que se esperaría una posible modificación al sistema tributario, con el objetivo de hacerlo realmente anticíclico, señala.
El CEESP apunta que durante el primer bimestre del año, el gasto público creció 19 por ciento en términos reales respecto al ejercido en el mismo lapso del año pasado y superó en siete mil 724 millones de pesos lo presupuestado para ese mismo periodo.
Pese a ello, puntualiza, la economía tuvo todavía un débil comportamiento, lo cual indica que ni la política fiscal ni la de gasto público han sido el instrumento fundamental del gobierno mexicano para actuar de manera anticíclica.