El próximo año estarán en juego cinco gubernaturas: Colima, Querétaro, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora.
Las primeras cuatro entidades las controla el Partido Revolucionario Institucional y la última de ellas, Acción Nacional.
Quizá uno de los privilegios y facultades metaconstitucionales que posee un mandatario en turno es promover y nombrar a su candidato sucesor. Y claro, poner toda la chequera a su servicio para que obtenga el mayor número de votos.
El dedazo, será utilizado por Mario Anguiano Moreno, José Eduardo Calzada Rovirosa, Rodrigo Medina de la Cruz, Fernando Toranzo Fernández y Guillermo Padrés Elías. Claro, pensarán en sus mejores hombres, los más amigos, los incondicionales, los supuestamente más preparados y quienes les cuidarán las espaldas. Pero atención, está comprobado que muchos ex mandatarios se equivocaron y señalaron a sus peores verdugos, y hasta la cárcel fueron a parar los que se sentían jefes.
Los comités nacionales claro que influirán: que las encuestas hablen, dirán los dirigentes; que la popularidad de tal o cual aspirante sea la que decida la candidatura; que éste no gana ni yendo a bailar a Chalma; que el otro es buen político pero tiene fama de delincuente, y así, hasta lograr el perfil adecuado para que aparezca en la boleta.
Concédame, respetado lector, que si no le alcanza -políticamente hablando- a un gobernador saliente para poner a su “chómpiras” en su lugar, sí tiene la facultad de veto; es decir, de denigrar, acusar de narcotraficante y golpear a su peor enemigo. En otras palabras, no está garantizado que entre al despacho el más cuate, pero sí está en manos de un gobernador que acaba su sexenio no entregarle las llaves del Palacio de Gobierno a su peor enemigo.
Pero en el caso de Anguiano, Calzada, Medina y Toranzo -que se caracterizan por ser muy del montón, es decir que desaprovecharon la gran oportunidad de transformar a sus estados- tendrán que evaluar un componente extra en la ecuación que está por resolverse: Enrique Peña Nieto.
¿Qué tiene que ver en todo esto el titular del Ejecutivo Federal? Pues muy sencillo, el señor Presidente priista lleva mano en la designación de los candidatos a las gubernaturas de Colima, Querétaro, Nuevo León y San Luis Potosí.
Insistimos, como no brillaron en sus respectivas administraciones como buenos gobernantes, pues no les alcanzará ni siquiera para promover a su gallo. Otra cosa sería que estuvieran bien evaluados por la ciudadanía y ellos podrían defender a sus delfines con César Camacho Quiroz, Ivonne Ortega Pacheco y con el mismo máximo jefe de los priistas.
Como muestra de su fracaso, al concluir sus mandatos, no serán invitados al gabinete federal; un par de ellos irán a cubrir una misión diplomática. Los otros dos serán sencillamente ex gobernadores viviendo en el Distrito Federal.
En fin, será interesante conocer los nombres de los tricolores ungidos candidatos, cómo les va en la elección -después de los muy regulares gobiernos de sus mandatarios salientes- y conocer el destino de cuatro hombres que pronto perderán el poder.
Michoacán.- Se evalúa ya, en el primer círculo, el costo de quitar y detener al gobernador priista Fausto Vallejo. Como todos sabemos, su mejor amigo, Jesús Reyna, se reunía con La Tuta. ¿Dejarlo que cobre otra quincena como mandatario no será más caro para la administración federal?
Siltepec, Chiapas.- Los vecinos de aquel municipio llevan meses pidiéndole al alcalde, José Trinidad Ramírez Muñoz, que les construya un muro de contención en una escuela primaria, ante el temor de un derrumbe con consecuencias fatales. Como no les hace caso, lo retuvieron por cuatro horas. Hubo golpes y jaloneos. Claro que reprobamos la violencia, pero es
una muestra de la desesperación de gente humilde que no es escuchada por sus autoridades.
Saltillo, Coahuila.- Bien lo dijo El Tlacuache Garizurieta: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.” Por ello, el alcalde panista Isidro López Villarreal, le dio una aviaduría a su cuñada. ¡Viva México!