En las últimas décadas, la duración del período normal que abarca la infancia, de los seis a los 11 años, se ha reducido en muchos casos debido a factores como el entorno en el que se desarrollan los niños y la exposición constante a los medios de comunicación y la publicidad.
El uso y abuso de Internet hace que los niños, desde los ocho años, empiecen a tener contactos prematuros, estímulos que no tienen edad para decodificar, y tampoco para hablarlos con sus padres o maestros, señaló Aída Cortés Flores, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.
Frente a esta tendencia, la especialista recomendó a los padres o cuidadores primarios acompañar a sus hijos en este proceso: “Debemos incluir dispositivos que ayuden a dominar las nuevas capacidades que va teniendo el niño. ¿Cómo se establecen estos dispositivos? A través de la comunicación, pero también más allá, de la escucha, de la observación”.
Refirió que los niños tienen derecho a investigar su entorno y obtener sus propias conclusiones, pero se les debe instar a pedir orientación a sus padres y maestros.
La psicóloga hizo un llamado a los padres para observar a sus hijos de manera discreta, neutral y no juiciosa: “Observemos sus intereses, quiénes son sus amigos, lo que les gusta en televisión, en lectura. Escuchemos una conversación de ellos con sus amigos. Seamos neutrales. Frente a nuestras dudas, preguntemos: ‘Oye, ¿quién es este amigo con el que platicas? ¿Qué interés despierta en ti esto?’”.
La maestra puntualizó que un desarrollo sano implica la corrección, la cual no se limita a la prohibición de conductas o a los castigos, sino al acompañamiento.
Smartphones y redes sociales
En México hay una explosión de conexión a Internet a través de dispositivos móviles, lo que trae beneficios para los usuarios pero también riesgos para los menores de edad, quienes acostumbran ser descuidados con lo que visitan y publican en Internet, indicó Stephen Balkam, director ejecutivo del Instituto para la Seguridad de la Familia en Línea (FOSI, por sus siglas en inglés).
Datos de la firma analista ComScore revelan que México concentra 13.9% de la conectividad total vía móviles de América Latina, superando a países como Brasil o Argentina.
Tras una mesa sobre seguridad en línea celebrada en la Ciudad de México, donde participaron especialistas internacionales, Balkam dijo a 24 HORAS que si bien los altos índices de penetración de Internet por medio de teléfonos inteligentes y tabletas en el país pueden abrir oportunidades en áreas como la educación, también trae nuevos retos en materia de seguridad para menores de edad.
De acuerdo con datos de la asociación internacional, los padres creen que sus hijos pasan dos horas en línea, cuando en realidad dedican cinco horas o más de su tiempo a conectarse a Internet.
“Los niños ya no necesitan la computadora para estar en línea, lo hacen cuando se van a su cuarto, hasta altas horas de la noche y sin la vigilancia de sus padres”, agregó Falkam.
Para el especialista, entre los principales riesgos a los que se enfrentan los menores de edad al navegar en Internet es encontrar contenido inapropiado, cosas para las que los niños no están preparados, pero también están expuestos a revelar datos personales sobre ellos mismos.
El Estudio de Usos y Hábitos de Dispositivos Móviles en México 2013, de la consultora Millward Brown, indicó que los sitios más visitados por los usuarios que navegan en internet a través de su dispositivo móvil (incluidos los menores de edad que representan 33% de los internautas nacionales) son redes sociales (67%).
El problema, señaló el director de FOSI, es que no hay control sobre los niños cuando navegan en la red: “ellos siempre rompen las reglas, pero como padres debemos aprender a establecerse límites, que pueden ir desde imponer reglas hasta retirarles los dispositivos a ciertas horas, como en la noche”.
Balkam comentó que los niños son asiduos a compartir datos personales con amigos y extraños en las redes, desde fotos inapropiadas hasta direcciones y cuentas, por lo que la asociación ha generado una estrategia para alertar a los infantes y a sus padres de la importancia de la comunicación entre ambos para reducir los riesgos que hay en línea.
“En FOSI un ‘Contrato Familiar de Seguridad en Internet’, que básicamente son reglas tanto para padres como hijos encaminadas a generar mayor confianza para compartir lo que buscan y encuentran en Internet, respetando la privacidad pero generando confianza para que los miembros del hogar tengan una vida digital segura”, comentó.
Finalmente, Flakam reiteró que existen simples reglas de oro para los jóvenes, y cualquier persona, con las que tendrán una convivencia más segura en línea: “Piensa en lo que postea antes de hacerlo, recuerda que lo que subes a Internet se queda en Internet y no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”.
Estrés y agenda saturada
Una agenda saturada de actividades ya no es cosa de adultos. A las horas en el salón de clases muchos niños deben sumar las que dedican a clases de música, danza, artes marciales y otras actividades que les programan sus padres.
Julio Yunes Kadán, experto en manejo del estrés de la Universidad Iberoamericana, señala la importancia que el juego y la actividad física tienen para que los infantes se libren de la tensión provocada por la competencia en el salón de clases y las altas expectativas de los padres, entre otros factores.
“Todos los seres vivos tienen recursos para despojarse del estrés. Por decir, cuando un conejo es perseguido por un lobo y logra escapar, se la pasa brincando y corriendo para liberar el estrés. En el caso de los niños sucede algo similar, por medio del juego”.
Muchos niños ven su día “invadido” por las actividades que les agendan sus padres por lo que tienen menos tiempo para el esparcimiento, pues sus progenitores no entienden que el juego es el medio con el que los niños asimilan su realidad y “ensayan” ser adultos.
“A diferencia de los adultos, que llenan sus días con diversas actividades, un niño debe tener su agenda semivacía, contando con espacios para no hacer nada, y no solamente pasársela en la escuela y después en clases de música, danza o artes marciales”, subrayó Yunes.
Más que trastornos a nivel gástrico o cardiaco, como sucede con los adultos, en los niños el estrés tiene influencia negativa a nivel emocional, además de que puede afectar su rendimiento escolar, al no contar con espacios suficientes de relajamiento.
El valor real del “domingo”
En cierto momento de la vida los niños comienzan a recibir su “domingo”, la mayoría de las veces como una motivación de los padres para enseñarles desde pequeños a manejar el dinero. Sin embargo, esta costumbre no necesariamente sirve para educar a un niño en materia de administración del dinero, señaló Kevin Hansen, director de Desarrollo Comercial y Soluciones de Retiro de Principal Financial Group.
El especialista comentó que, con base en estudios, la costumbre de dar un “domingo” está asociada estadísticamente con menores niveles de conocimiento financiero, menos motivación e incluso una aversión al trabajo. Este problema no radica en el hábito, sino en la manera en que a veces los padres lo utilizan.
“Por sí sola, la costumbre de dar un domingo no le enseña mucho al niño acerca del dinero, particularmente si no va de la mano con alguna responsabilidad o tarea como tal. Muchos padres entregan el dinero sin tomarse el tiempo de platicarles a sus hijos acerca de finanzas”.
“El domingo sirve y puede funcionar muy bien, siempre y cuando forme parte de una conversación con más contexto. Si a un niño se le da un domingo, hay que explicarles el motivo por el cual se hace. Es importante recalcarles que lo reciben en parte, para que vayan aprendiendo a manejar su dinero”, advirtió.