«Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez».
Junta Tuitiva, actual Bolivia, 1809.
En 1854, el escritor inglés Charles Dickens publicó su décima novela, Hard Times (Tiempos difíciles), en la que retrataba, entre otras cosas, el avance de la acumulación de las posesiones en pocas manos y sus efectos fatídicos.
Un reflejo de la industrialización que se vivía el mundo. Años después, en los albores del siglo XXI, sabemos que el planeta peligra. El «libre mercado» como bandera política destruye culturas, sin embargo, hoy como ayer, el arte funge como poderosa herramienta para visibilizar esta tormenta. Una cartografía de la devastación y de la resistencia se dibuja a muchas manos para contar la historia del impacto de los planes económicos en América.
Beehive Design Collective —Colectivo de Diseño La Colmena— produce gráficas de «narrativas expansivas» que nos hacen voltear la vista y asombrarnos ante esta sólida y única producción.
“La historia de la Colmena se mueve entre lo local y lo global; entre las grandes y pequeñas visiones, como nuestro mismo arte. En el gran panorama, salimos de los movimientos de anti-globalización y pro-justicia global de los últimos años de la década de los 90 y principios del nuevo milenio, en una etapa de protestas masivas, desde Seattle a Miami, contra las negociaciones de instituciones financieras globales y de mercado libre. Difundimos nuestras primeras obras en las calles de esas movilizaciones, colocando carteles directamente en las manos de miles de personas, contando las historias de los gráficos espontáneamente, y recogiendo contactos y colaboradores para nuestras primeras giras”.
Este es el espíritu del proyecto cuyo propósito es «crear arte que hable de cosas bastante complejas, pero usando dibujos de animales», reflexiona Mandy Skinner desde Maine, Estados Unidos, para Yaconic.
El trabajo de Beehive pone a la vida de los individuos y de las comunidades como eje central de un imaginario fabulesco en el que los animales representan un universo en acción con narrativas que buscan despertar el interés del espectador, dialogar con él, reflejar sus historias y llevarlo al terreno de la reflexión a partir de un proceso creativo que busca eliminar la preguntas: ¿Quién hizo eso? ¿Cuánto cuesta? y dar paso a una visión más colaborativa.
Por ello, sus materiales están disponibles para la libre descarga (beehivecollective.org) y se acompañan de panfletos de apoyo que detallan cada cartel para que el espectador tome parte, reproduzca en sus comunidades o invite a La Colmena a hacerlo. El fin, como afirman, es aterrizar estos grandes temas —colonización, economía salvaje, etc.— de manera lúdica.
Hormigas y abejas
La Colmena labora de manera anónima, colectiva, sin “derechos de autor”; dando el crédito de sus obras al grupo en su totalidad.
“Queremos que la gente reproduzca el trabajo. Todo nuestro arte es una colaboración entre muchas personas y artistas, quienes dibujan en cada proyecto, además de la gente que participa de otras formas: investigación, diseño…. Entonces decimos que es algo colectivo, no una obra de una o tres personas… la idea es compartirlo con todos, porque nuestro arte es una herramienta de educación. Construimos y diseminamos estas herramientas visuales con la esperanza de que se auto-reproduzcan y que tomen vida propia. Nos llena de energía el saber que hay otras personas tomando las riendas y utilizando estas imágenes en sus comunidades. Para que esta polinización abundante sea posible, todo nuestro trabajo está licenciado bajo Creative Commons (CC) (licencia para la libre distribución de contenidos)”.
En 2001, a la luz del descontento provocado por la realización de la Tercera Cumbre de las Américas en Quebec, Canadá, en la que los Jefes de Estado de 34 de los 35 países del continente (Cuba fue dejado fuera) se reunieron dentro de una muralla para discutir el futuro político, económico y social de América mediante la instalación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), La Colmena lanzó su primera campaña gráfica narrativa a gran escala. En el centro de ella, tres arañas tejen su red: desarrollo industrial, grandes medios de comunicación y militarización son las representaciones.
Las escenas casi cobran vida. La metrópoli y sus habitantes están atrapados entre alambres y paredes de concreto mientras que las hormigas —símbolo de la resistencia— trabajan intensamente en conjunción con las abejas para movilizarse.
Así se deconstruye el arte de Beehive. “Para nosotros es importante reconocer que nuestras vidas como seres humanos son muy dependientes de la vida del planeta. No somos independientes de los ecosistemas en donde habitamos y es importante recordar eso.”
“Usar metáforas de animales es una manera de evitar algunos estereotipos del ser humano, porque cuando estás dibujando a una persona tienes que decidir de qué color es su piel y si es hombre o mujer. Lo que hacemos es algo con lo que la gente puede conectar en diferentes maneras…en todo el mundo es una tradición muy antigua dibujar animales y contar historias con ello. Es una manera de comunicar a través de imágenes simbólicas para gente de diferentes culturas y países”.
Además, La Colmena está inspirada por la tradición del muralismo y su idea de poner muchas historias en un solo lienzo.
Mesoamérica resiste
Con base en el estado de Maine, “el más al Oeste de los Estados Unidos”, donde Beehive instaló un centro comunitario y una casa comunal, la producción y actividades del colectivo disparan a la localidad.
Por un lado, hay una conexión con el entorno inmediato y por otro, por medio de redes colaborativas se construyen las campañas gráficas.
La trilogía sobre la globalización en las Américas, inaugurada con el tópico del ALCA (plan que alcanzó un punto muerto en 2005), siguió con el gran cartel del Plan Colombia (que inició con una ayuda monetaria de Estados Unidos a Colombia para el combate a las drogas), el cual cuenta las historias del colonialismo, consumismo, militarización, extracción de recursos, el choque de cosmovisiones y la resistencia. También expande la conversación para hablar de la realidad actual de la guerra contra las drogas en otros países.
La triada se cierra con «Mesoamérica Resiste», cuyo origen se remonta al 2004, cuando un grupo inicial de abejas de La Colmena viajó desde México hasta Panamá durante más de cinco meses para encontrarse con personas que se resisten al entonces conocido como Plan Puebla Panamá (PPP), ahora mutado en Plan Mesoamérica.
“La historia que estamos contando es más grande y tiene que ver con la historia del colonialismo en el continente y el conflicto de dos visiones del mundo, diferentes maneras de vivir en el planeta y diferentes economías. Como los otros proyectos, Mesoamérica Resiste ha priorizado que la investigación directa, que las historias que alimentan la creación de la obra, sean realizadas en las comunidades directamente impactadas, aquellas que viven en carne y hueso las consecuencias de las problemáticas que se tratan”.
El cartel se aprecia desde dos perspectivas, está dibujado en dos caras. En la más grande se ponderan las historias de la resistencia, la visión de una hormiga desde el suelo, mientras que en la parte posterior aparece “un antiguo mapa de conquistador español. Es una visión de la región desde arriba, un mapa hecho por forasteros con intenciones de lucrarse, estableciendo paralelismos entre la historia colonialista y los planes de desarrollo contemporáneos”.
Mesoamérica Resiste se presenta como la obra más acabada de Beehive. Épica. Líneas negras sobre un lienzo blanco que adquieren un matiz revelador conforme se penetra en las múltiples historias que se mueven frente al espectador. Más de 500 especies de animales, insectos y plantas endémicas. Un árbol, la ceiba (sagrada para los mayas), al centro.
Abejas que construyen una economía alternativa y que estudian el cosmos para planear la siembra y el cultivo. Un enjambre gigantesco de hormigas baja de la ceiba y aunque éstas “parecen pequeñas en comparación con el bosque entero, ellas superan en número a todos los otros animales y plantas juntos. Las hormigas nos recuerdan que los grandes cambios están en manos de los pequeños y muchos”.
Una brújula, rodeada por sirenas, orienta el mapa de la economía global para las corporaciones. Allá, saliendo del bosque, las aves retornan a su hogar después de la guerra, mientras que en el fondo de una cueva ocurre una escena de fertilidad protagonizada por murciélagos. Los planes de destrucción ocurren en varios sentidos: minería, especulación, contaminación del ambiente…
Una mirada sobre la globalización
Jonathan, otro integrante de La Colmena, reflexiona desde Colombia y sostiene que una mirada que tiene Beehive es que la globalización es inevitable, está sucediendo desde hace más de 500 años y la problemática no radica en ésta por sí misma, sino en lo que se globaliza.
«¿Qué intereses promueven esta globalización? ¿A quién beneficia y a quién perjudica? La globalización a la cual nos oponemos es a la del consumo, a la de ciertas tendencias culturales y antivalores, y sobre todo, a la globalización de los llamados recursos y capital. Como colectivo nos atrevemos a globalizar conceptos que inspiran: la resistencia de los pueblos, la esperanza, historias exitosas y también no exitosas de procesos populares de lucha y resistencia que dan un punto de referencia de cómo personas y comunidades en otras partes también pueden levantarse, organizarse y resistir contra el despojo y la opresión».
¿Cómo operan los grandes planes económicos en América? ¿Cómo nos afectan? Los gráficos de Beehive nos sirven de ventana para entender estas problemáticas (en las cuales todos estamos inmersos). La Colmena es un grupo de se organiza, viaja, recolecta y propone traduciendo eso a un lenguaje poderoso: el arte. Disponible a todos para compartir, entender y visibilizar una cruenta realidad, pero también una posibilidad de cambio.
«Nuestras campañas gráficas son la piedra de toque de nuestro colectivo. Hemos basado nuestra existencia creando y compartiendo este trabajo, usando caricaturas y contando historias para despedazar los temas inmensos de este mundo abrumador en que vivimos y presentarlos en formatos accesibles y acogedores».