WASHINGTON. La Fuerza Aérea de Estados Unidos está examinando alternativas al uso de motores rusos en sus cohetes Atlas V, responsables de colocar satélites espías en órbita, debido a que las sanciones económicas impuestas a Rusia pueden tener consecuencias más profundas de lo previsto.

 

El secretario de Defensa de EU, Chuck Hagel, ha ordenado a la Fuerza Aérea revisar las opciones disponibles para reducir la dependencia de tecnología rusa, aunque en un primer momento las alternativas parecen limitadas.

 

Los cohetes Atlas V desarrollados y operados por United Launch Alliance (ULA), una empresa conjunta de Lockheed Martin y Boeing, usan sistemas de propulsión RD-180 fabricados por Rusia en la primera fase del lanzamiento.

 

Las sanciones de EU contra Rusia, que podrían ampliarse si el presidente ruso Vládimir Putin ordenara una intervención en el este de Ucrania, han llevado al Congreso a preguntar sobre la posibilidad de que la puesta en órbita de satélites militares y espías puede verse afectada.

 

El miércoles, en una audiencia del Senado, el subsecretario de Defensa para adquisiciones, Frank Kendall, dijo que “no hay grandes soluciones” ni se han tomado decisiones sobre cómo terminar con la dependencia de tecnología espacial de Rusia.

 

La Fuerza Aérea baraja como opción comprar los derechos de producción del sistema de propulsión ruso para producirlos de manera independiente o recurrir a los cohetes Delta, cuya propulsión está desarrollada por la empresa californiana Rocketdyne.

 

Hasta el momento, ULA ha adquirido a la empresa rusa NPO Energomash motores suficientes para dos años de lanzamientos de satélites militares y de inteligencia.

 

La polémica sobre la tecnología espacial rusa en cohetes militares coincide con la demanda de la empresa SpaceX contra el Pentágono por ceder el monopolio de lanzamientos de satélites de la Fuerza Aérea a la “joint venture” de Lockheed Martin y Boeing, los dos mayores contratistas de Defensa.

 

El emprendedor y magnate Elon Musk, propietario de SpaceX, obtuvo este miércoles una victoria legal en un tribunal federal que sentenció de manera preliminar que ULA debe de dejar de hacer negocios con la estatal NPO Energomash para adquirir sus motores.

 

Esta sentencia da una nueva dimensión a las tres rondas de sanciones económicas impuestas por la Casa Blanca a Rusia y abre una oportunidad para que SpaceX pueda hacerse con jugosos contratos con el Pentágono.